El cardenal Blázquez recuerda que las elecciones en la Conferencia Episcopal «no son un reparto del poder»
Agradece a los obispos su «confianza» después de casi una década al frente del Episcopado

Después de nueve años al frente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), el cardenal Ricardo Blázquez se despidió este lunes de la Asamblea Plenaria -que deberá elegir a su sucesor- con un emotivo agradecimiento.
«Al concluir estas palabras, con las que termino también el encargo que me otorgaron los obispos para presidir la Conferencia Episcopal, deseo expresar mi gratitud por la confianza que me han manifestado. ¡Muchas gracias!». Así sonaron las últimas frases de un discurso de bienvenida, en el que el cardenal abulense tampoco ahorró palabras a la hora de expresar el espíritu con el que los obispos deben afrontar esta Asamblea Plenaria en la que se renuevan casi todos los cargos de la Conferencia Episcopal.
Ante la posibilidad de algún prelado despistado, el cardenal Blázquez recordó que las elecciones «no son un reparto del poder » ni «una oportunidad de acumular prestigio» sino «una ocasión para mostrar disponibilidad al servicio».
El arzobispo de Valladolid centró el resto de su mensaje en los retos de futuro de la Iglesia en España, en lugar de los frutos recogidos durante estos años como presidente de la CEE.
Entre esos muchos desafíos en medio de una sociedad que «en buena medida ha dado las espaldas a Dios» , el arzobispo de Valladolid subrayó sobre todo dos: priorizar la evangelización y poner a la Iglesia española en sintonía con esa «Iglesia en salida», acuñada «con tanta fortuna» por el Papa Francisco. «El faro del Evangelio debe guiar nuestra nave al puerto», aseguró el arzobispo de Valladolid.
Para que la Conferencia Episcopal pueda «ser un cauce más eficaz» de esa dimensión misionera y evangelizadora, los obispos estrenarán durante esta Asamblea Plenaria nuevos estatutos. Entre los cambios más importantes están la ampliación de la Comisión Ejecutiva, que pasa de seis a nueve miembros; la ampliación de los mandatos de tres a cuatro años; la reducción de 14 a diez comisiones episcopales y el traspaso de cuestiones administrativas o de menor importancia a la Comisión Permanente para que la Asamblea Plenaria pueda dedicarse «a cuestiones mayores».
«Con esta renovación de los estatutos sintonizamos más estrechamente con la Reforma de la Curia romana y con sus claves misionera y sinodal. Con los cambios introducidos esperamos que se gane en eficacia y en atención a lo principal», aseguró el cardenal Blázquez, que ya no puede optar a la presidencia después de dos mandatos consecutivos (2014-2020) y el anterior entre 2005 y 2008.
Votación secreta y sin candidatos
En las elecciones episcopales no hay candidatos. Para saber cuáles son los nombres que cuentan con más apoyos para ocupar el cargo de presidente o vicepresidente, los obispos realizarán una «votación de sondeo», que tendrá lugar este lunes por la tarde. Será secreta –cada obispo escribirá el nombre de su candidato en una papeleta– y no vinculante, ya que solo servirá de información para los prelados.
Finalizada la sesión, comenzará un periodo de «murmuraciones» en la que los prelados aprovecharán de manera informal para comentar las candidaturas y aunar apoyos en favor de unos o de otros.
El martes por la mañana, tendrá lugar la votación propiamente dicha y se conocerá el nombre del nuevo presidente de la Conferencia Episcopal Española para los próximos cuatro años.
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