Cambio de hora 2018: ¿Por qué cambia la hora según la zona del mundo donde vives?
La creación de las actuales zonas horarias data de finales del siglo XIX. En muchas ocasiones el huso horario de un país responde a razones políticas o económicas
La decisión de adelantar los relojes una hora en el mes de marzo tiene su origen en la crisis del petróleo de principios de los 70. La idea de fondo es que con el cambio horario se hace coincidir el comienzo de la jornada laboral con el amanecer, aprovechando mejor la luz natural. El IDAE (Instituto para la Diversificación del Ahorro y la Energía) estima que esta medida permite ganar hasta 135 horas de luz.
En la actualidad el cambio horario se regula a nivel europeo a través de una directiva comunitaria que es renovada cada cuatro años. La hora se cambia en la UE el último fin de semana de marzo y el último fin de semana de octubre, respectivamente. Unos 70 países cuentan con horario de verano, entre los cuales están Estados Unidos, Canadá, Chile, Australia y todos los miembros de la Unión Europea.
La mayor parte del continente africano nunca ha utilizado el horario de verano. Tampoco Venezuela Surinam, Guayana o la Guayana Francesa. En los últimos años muchos países han tomado la decisión de congelar la hora para siempre: Rusia abandonó el horario de verano en el 2011, China en 1992, Argentina en 2009.
El meridiano de Greenwich
La creación de zonas horarias data de finales del siglo XIX. Entonces, el huso horario se establecía de forma arbitraria, dificultando las relaciones internacionales y sobre todo la fluidez en el transporte. Fue precisamente un ingeniero de ferrocarriles, Sir Sandford Fleming, el primero en reclamar la necesidad de un horario estándar y universalmente aceptado.
Con esta idea de fondo, representantes de distintos países se reunieron en Washington en la famosa Conferencia del Meridiano. El diseño final del horario universal dividía el mundo en 24 zonas horarias distintas, delimitadas por meridianos que iban de norte a sur, dando al planeta la apariencia de una enorme naranja. Desde el meridiano cero, en Greenwich el reloj avanzaría una hora hacia el este, meridiano a meridiano, y la restaría hacia el oeste.
Como la Alemania nazi
A pesar de que Greenwich ayudó a establecer un horario universal, en el mundo todavía quedan lugares que viven en un constante desajuste respecto de su horario solar. Por ejemplo, en España.
En el Franquismo se estableció que nuestro país viviría con el mismo huso horario que la Alemania nazi y no con el de Greenwich, que es el que le correspondía geográficamente. La anomalía pervive hasta nuestros días, retrasando los horarios respecto de los europeos. Un español cena a las diez, porque sus diez, son las nueve del portugués. La subcomisión parlamentaria para el estudio de la Racionalización de Horarios puso sobre la mesa del Congreso la necesidad de un cambio de huso horario en España, que lo acople de nuevo a la hora de Greenwich. Sin embargo, la medida no se ha llevado a cabo por el momento.
En China, los ciudadanos de Xinjiang viven cuatro horas por detrás de su hora solar , ya que todo el país debe vivir con la hora oficial de Pekín, en el extremo oriental. De nuevo, la razón que subyace es política, hay que reforzar el poder centralista en todo el país y llevar la misma hora ayuda. Ocurre lo mismo en todos los países que ocupan una amplia parte del territorio: en las provincias argentinas de Tucumán, Catamarca o La Rioja viven casi tres horas por detrás de su horario natural. En Siberia son tres horas y media de diferencia.
La hora a la que nos levantamos, vamos a trabajar o llegamos a casa se decide rara vez de forma trivial. Su establecimiento responde en la mayor parte de los casos a motivos políticos y económicos y sirve para explicar buena parte de la historia de los países.
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