La posible supresión del cambio de hora pone en duda un ahorro energético de hasta 300 millones

De igual modo, según los expertos, esta medida tendría consecuencias en la productividad: «Encontrarnos en nuestro huso horario favorece nuestro ritmo circadiano, nuestro reloj biológico, por lo que favorece nuestra productividad», apuntan

El cambio de hora también tendría impacto sobre la productividad NIETO

ABC

El presidente de la Comisión Europea , Jean -Claude Juncker, ha anunciado que el Ejecutivo comunitario va a proponer eliminar el cambio de hora, en base al resultado de una consulta pública lanzada el pasado mes de julio en la que una amplia mayoría de participantes han votado por suprimir esta medida. Una medida que tendrá consecuencias económicas, sobre todo, en el terreno del ahorro energético. De cualquier forma, el debate no ha hecho más que empezar ya que tras la propuesta formal de este viernes la medida pasará a manos del Consejo Europeo , donde están representados todos los estados miembros.

Puesto en cifras, por ejemplo, el próximo fin del horario de verano y el inicio del de invierno - si no propera la propuesta de la Comisión Europea- puede suponer según estimaciones del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) , un ahorro en iluminación de hasta un 5% del consumo eléctrico, equivalente a unos 300 millones euros. De los cuales 90 millones corresponderían al potencial ahorro en los hogares, mientras el resto se lo repartirían los edificios del sector servicios o en las fábricas, principalmente.

No solo la desaparición del cambio de hora tendría consecuencias sobre el ahorro energético , sino que la modificación del huso horario puede influir en la productividad. Al menos, esto es lo viene sosteniendo expertos como José Luis Casero, presidente de la Asociación para la Racionalización de los Horarios Españoles- ARHOE. «Encontrarnos en nuestro huso horario favorece nuestro ritmo circadiano, nuestro reloj biológico, por lo que favorece nuestra productividad».

El cambio de hora, tanto para pasar al horario de verano como para regresar al de invierno, entró en vigor en enero de 2001 y es aplicado en España desde marzo de 2002. Sin embargo, se trata de una práctica que comenzó a generalizarse en 1974, en plena crisis petrolífera como una medida de ahorro de electricidad. En concreto, el último fin de semana de marzo se adelantan una hora los relojes mientras en el último fin de semana de octubre estos se retrasan una hora.

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