Benedicto XVI regresa al Vaticano tras visitar a su hermano enfermo en Regensburg
Visitó también la tumba de los padres y la antigua casa de los dos hermanos
El Papa emérito Benedicto XVI ha regresado este lunes a su residencia en los Jardines Vaticanos al término de una visita de cinco días a su hermano mayor , Georg Ratzinger, de 96 años, gravemente enfermo en Regensburg, cerca de Múnich. Los dos hermanos –el musicólogo y el teólogo- son almas gemelas desde que ambos recibieron la ordenación sacerdotal el 29 de junio de 1951 en la catedral de Freising.
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Ha sido una viaje privado y fraterno -con la celebración de la misa juntos y un par de visitas diarias-, y a la vez nostálgico, pues el Papa emérito ha incluido visitas a la tumba familiar en el cementerio de Ziegetsdorf , donde reposan sus padres y su hermana María y a la casa de los dos hermanos en el barrio de Pentling, donde soñaban vivir durante la jubilación, pero que ahora es la sede del Instituto Benedicto XVI.
Aunque la diócesis de Regensburg le ofreció el hotel «Bishofshof», donde suele alojar a sus visitantes ilustres, Benedicto XVI prefirió instalarse en el seminario diocesano, como ya hizo en su anterior visita en 2006, pues prefería «aposentos más espartanos» en su sobrio estilo personal.
Joseph Ratzinger ha hecho todos los desplazamientos en silla de ruedas y en un vehículo especial para personas con discapacidad. Aunque se le notaba contento al saludar a la gente, resultaba doloroso verle, a sus 93 años, muy frágil, con la cabeza casi siempre inclinada y con manchas en la cara. Desde hace años utiliza sandalias para mayor comodidad.
La ayuda del Papa Francisco
El Papa Francisco ayudó a organizar el viaje en menos de un día cuando el pasado miércoles llegó la noticia del agravamiento del estado de salud del hermano de Benedicto XVI, y acudió el jueves a despedirle antes del viaje a Regensburg en un avión del gobierno italiano, acompañado de su secretario personal, Georg Gaenswein, un médico, un enfermero, una asistente doméstica y el vicecomandante de la Gendarmería Vaticana.
La diócesis de Regensburg, encargado de relaciones con la prensa, pidió a todos los conciudadanos respeto a la privacidad de ambos hermanos. A Joseph Ratzinger , entonces prefecto de la Doctrina de la Fe, le dolió mucho en 1991 no haber podido acercarse al lecho de muerte de María , la mayor de los tres hermanos, quien había dedicado casi toda su vida a acompañar a los dos sacerdotes en sus respectivas residencias.
Durante el pontificado de Benedicto XVI (2005-2013), Georg Ratzinger viajaba cada año al Vaticano para acompañarle durante la Semana Santa y en otras temporadas. Después ha seguido viniendo a la residencia «Mater Ecclesiae» en los Jardines Vaticanos, pero con menos frecuencia debido a su edad, problemas de salud y una ceguera casi total. Ambos han seguido hablando con mucha frecuencia por teléfono, pero este año Georg no ha podido venir a Roma debido a la pandemia.
Benedicto XVI apenas hablaba de su hermano. Pero en 2008, cuando Georg recibió la ciudadanía honoraria de Castel Gandolfo, manifestó que «desde mi nacimiento, mi hermano ha sido para mí no solo un compañero sino un guía de confianza . Ha sido siempre un punto de referencia por la claridad y la determinación de sus decisiones».
Como suele suceder con cada gesto de Benedicto XVI, el viaje a Regensburg dio pie a especulaciones de todo tipo, como que se quedaría ya definitivamente en Alemania.
Aunque el Papa Francisco adora a su predecesor y le dejará hacer lo que le guste, l a edad y la fragilidad de Benedicto XVI aconsejan que continúe en el Vaticano, en una casa muy cómoda y tranquila que conoce bien, y rodeado del equipo médico habitual. Desde hace meses, es difícil entender lo que dice, por lo que la ayuda de Georg Gaenswein y las cuatro mujeres de Comunión y Liberación resulta esencial para cuidarle.