«Bailaremos hasta que nos lo permita el cuerpo»: las discotecas de Berlín recuperan la normalidad para vacunados y curados

Tenían ganas de saltar a la pista de baile y se notó anoche, cuando en la ciudad los primeros pubs y locales de moda inauguraron la gran fiesta de la reapertura

Jóvenes hacen cola para entrar en un local de moda en Berlín EFE

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Las discotecas de Berlín volvieron a abrir sus puertas anoche por primera vez desde el inicio de la pandemia, pero solamente para vacunados o curados de coronavirus que pudieran acreditarlo de forma digital. Hasta ahora solo podían abrir en exteriores y los grandes templos del techno se habían resignado a reconvertir sus espacios en salas de exposiciones e incluso centros de test y vacunación, mientras que los djs se contentaban con emitir sesiones de mezclas a través de plataformas digitales. Esto cambió hace dos semanas, cuando al Tribunal Administrativo de Berlín (Ref.: VG 14 L 467/21) revocó la prohibición general de los eventos comerciales en salas cerradas, argumentando que esta restricción de derechos no está justificada para personas que ya estén vacunadas o inmunizadas de forma natural por haber superado la enfermedad. Después de esta sentencia, el gobierno regional se vio obligado a permitir las aperturas desde este fin de semana. «A nosotros no nos ha dado tiempo a volver a remodelar la sala, así que todavía no podemos abrir este fin de semana», reconocía uno de los responsables de Tresor, una de las mayores discotecas de Berlín y que, junto a Berghain , se está tomando su tiempo para hacer los reajustes precisos. Otros clubes, sin embargo, sí han llegado a tiempo para celebrar puntualmente esta gran fiesta de reapertura. «Llevamos muchos meses esperando esto, las condiciones en las que nos permiten reabrir ofrecen la suficiente seguridad y ya no hay vuelta atrás: ha llegado la hora de celebrar», decía un empleado de Wilden Renate.

A las puertas del KirKatClub se formaba ayer una primera cola en la que los clientes debían mostrar su certificado digital de vacunación o de curación. «No vale con pasaportes de vacunación de papel, podéis pedir que os hagan el digital en una farmacia y volver más tarde», explicaba el portero, armado con un lector digital para registrar uno por uno los QR hacían las veces de llave, «dentro no es necesario llevar mascarilla ni guardar distancia, todo como siempre, como antes de la pandemia, pasad y disfrutadlo mucho». Berlín se adapta a esta nueva normativa después del proyecto piloto de fiestas llevado a cabo en agosto, en las que fueron detectados 7 positivos entre los 2.000 asistentes, uno de los cuales ya estaba vacunado. La asociación de clubes había llegado a un acuerdo con la Charité para proporcionar PCR por 15 euros a los clientes, pero la nueva regulación ha dado al traste con ese proyecto de fiesta con test reciente, distancia y mascarilla.

«Si hay un día en mi vida en el que está justificada la fiesta es hoy, el día en el que nos quitamos por fin la mascarilla», celebraba Ralph, estudiante de Arquitectura de 22 años de edad y que no iba a una discoteca desde que tenía veinte. Se proponía con un grupo de amigos entrar en Watergate, otro de los más populares locales de la ciudad. «Y no sabemos cuándo saldremos de allí, bailaremos tanto como nos permitan nuestros cuerpos. Me he puesto una alarma en el teléfono para el lunes por la mañana, hasta entonces no quiero saber nada de nadie», decía uno de los jóvenes.

«El viaje va en esta dirección», advierte la senadora regional de Economía de Berlín, Ramona Pop , del partido Los Verdes, “ya se está haciendo en Hamburgo y aquí en Berlín deberíamos extender esta normativa de las discotecas también a los restaurantes y hostelería en general, que puedan acceder con normalidad los vacunados y curados, porque todo el que haya querido vacunarse ya ha podido hacerlo». «Nosotros lo que pedimos es la libertad de elección para cada establecimiento», dice por su parte Thomas Lengfelder, presidente de la asociación gastronómica Dehoga. «No tenemos una opinión unánime. Hay empresas que prefieren continuar con el control de distancia y medidas de higiene, que disminuye en aproximadamente un 30% la clientela, y otras prefieren prescindir de las normas de distancia y protección a cambio de controlar que los que entran son solo vacunados o curados porque es mejor para su negocio».

En el sector hay reticencia, sin embargo a la responsabilidad de comprobación de los certificados de vacunación y curación. “¿Por qué las empresas deben asumir la responsabilidad de impulsar la 2G y de controlar los certificados? Y si es así, los políticos deben asegurar esta responsabilidad mediante una regulación”, exige Stephan Mahnecke, de Party Rent, una empresa de eventos. Antonio Bragato, propietario de Il Calice, en el distrito de Charlottenburg, defiende que «todavía hay muchos clientes más jóvenes que aún no se han vacunado por completo y hay que tener en cuenta que las personas vacunadas también pueden transmitir el virus. Nosotros contamos con una renovación de aire constante, tenemos habitaciones altas y mucho espacio, podemos vivir con 3G, que los clientes presenten un test negativo y se comprometan a mantener la distancia entre ellas y las medidas de higiene».

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