Ashton Hayes, el referente mundial del ecologismo puesto en práctica en un pueblo

La población, de apenas 1.000 habitantes, aspira a no emitir dióxido de carbono a través de iniciativas propuestas por los mismos vecinos

En 10 años las emisiones en el pueblo inglés han caído en un 24% ABC

ABC

El cambio comienza con pequeños detalles, en pequeños lugares. Así lo atestigua el pueblo de Ashton Hayes en Cheshire (Inglaterra), una población de mil habitantes que empezó por tender la ropa en lugar de usar la secadora y ahora ha pasado a ser un ejemplo a nivel mundial de localidad ecológica .

Científicos de todo el mundo y delegaciones de países tan dispares como Nueva Zelanda, Brasil o Corea del Sur han pedido consejo a esta población que es la primera, en Inglaterra, en intentar no emitir dióxido de carbono a la atmósfera, según informa el diario británico The Telegraph .

Para lograrlo, los residentes fueron introduciendo ligeros cambios en su forma de vida como utilizar bombillas de bajo consumo y otros más ambiciosos como la instalación de paneles solares en la escuela primaria y en el pabellón deportivo que, además, producen más energía de la que necesitan. Los excedentes de energía se han empezado a vender a la red eléctrica.

La iniciativa, que surgió en 2005 en un concurso del pub del pueblo, fue sugerida por primera vez por Garry Charnock , un ex periodista, y secundada por el profesor Alexander que pensó que sería un buen proyecto para sus estudiantes de geografía.

El resto fue pura inercia. Convencieron al consejo parroquial para establecer una línea de actuación para conseguir que Ashton Hayes se convirtiera en un pueblo de emisiones cero. Y dicho y hecho empezaron a utilizar menos agua, reconstruyeron un camino para acceder a la estación de tren -con lo que consiguieron un aumento cuádruple en el número de pasajeros-, compraron un coche híbrido...

El resultado: diez años después las emisiones de dióxido de carbono han caído en un 24% , según un reciente estudio universitario. Y todo ello por la propia iniciativa de los vecinos, pues, en las reuniones, los políticos tienen vetada la palabra. Como apuntó el profesor Alexander, los vecinos «prefieren sentir que tienen el control y hacer lo que ellos piensan que es importante».

Eco-Ahorro

Si salvar el planeta no es un incentivo suficiente, el ahorro sí que puede ser un buen motivo para ser ecológico. Un ejemplo de que es posible es Ian Dossett , un residente en Ashton Hayes y director de TI retirado, que reformó dos cabañas en «casas ecológicas». Les implantó ventanas de triple acristalamiento, un tanque para recoger agua de lluvia y además instaló paneles solares.

Con estas obras en vez de pagar los 2.919 euros anuales que gastan otros vecinos de la localidad inglesa en facturas del hogar, Dosset solo paga 583 euros al año.

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