El amor en tiempos de la adversidad: «Hasta el día de la lesión yo me sentía débil. Ahora él depende de mí»
Alejandro y Nadia se propusieron hace 13 años que una hoja de ecualipto no torcería su rumbo y ahí siguen
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«Me escurrí con una hoja de eucalipto en mi casa, en el jardín, cuando arreglaba algo». Un legionario, paracadidista y policía nacional con casi dos metros de altura confiesa eso con una humildad apabullante. Como el sabedor de que la vida tiene esos contrastes. Alejandro García Navarro tiene una tetraplejia , no tiene movilidad de antebrazos ni tríceps, se quedó sin equilibrio y termorregulación y toma 17 pastillas al día . Reconoce que su lesión no le ha dejado una vida de color de rosa, no la dulcifica porque tiene un camino «dependiente», en el que tiene que ser ayudado a vestirse. « No me puedo valer solo y eso para una persona es terrible, pero soy un luchador », dice al teléfono.
Al lado, se coloca el auricular la mujer a la que un año después de esa caída le pidió matrimonio y es la madre de sus dos hijos: Nadia García. Han pasado trece años desde el accidente, y en su trayecto, Alejandro recaló en el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo para mejorar su recuperación. Conoció a mucha gente y reflexionó sobre el principio de la no aceptación. Los siniestrados y sus parejas rompían relaciones con demasiada premura. «También nosotros nos volvemos muy egoístas, muy reacios a que alguien siga soportando lo que nos va a tocar vivir. Pero también había momentos en que yo pensaba: ‘¡Qué cabrona! le abandona’. Porque la tónica de la sociedad es que no te da más opción, rompen y ya está».
Nadia comenta que no han tenido una fuerte discusión nunca, pero sí hubo un punto en que se pararon a visionar ese futuro unidos. «Vamos a intentar arreglarlo», porfiaron, y pusieron todos los medios a su alcance. El primer año y en Toledo, fuera de su Estepona (Málaga) de residencia, «fue un año muy, muy duro –recuerda él–. Cuando sales a la calle, de sopetón, te encuentras cómo gestionar tu día a día». Nadia reconstruyó también la suya y se dedicó, asume, al trabajo más duro y necesario: el cuidado.
Sin paños calientes
Lo más clarividente de Alejandro y Nadia es que no ponen paños calientes a ese trance de adversidad. «Yo tenmía a una persona hace 13 años y ahora tengo a otra. Pero aprendes cada día, también a vivir ese día a día sin ser muy consciente de todo lo que tiene que venir o no. Yo lo hago y ya está; también he descubierto algo importante para mí. Antes de la lesión, yo me sentía una niña débil, él me ayudaba en todo, por ese carácter que tiene, tira adelante y es fuerte como una roca. Con esto me di cuenta de que tengo una fortaleza enorme».
La fuerza de voluntad y ganas de superación de Alejandro son más que palabras: son una retahíla de hitos logrados y hazañas probadas en YouTube. «Manejo una silla manual cuando me dijeron que no lo haría. Alo que antes tardaba en llegar 45 minutos, pues ahora 5, y así vas remontando pasos de la terapia». Deportista nato, este campeón de España creó una asociación ( Alejandro Navarro Deportista ) para ayudar a otros con retos solidarios porque, acusa, «lo que se necesita es una brutalidad y el respaldo institucional es mínimo». «Dependo de muchísima gente, patrocionadores, amigos y familia, no puedo trabajar y por ser exfuncionario tengo un copago farmacéutico del 30%, pero gasto entre 200 y 400 euros en pastillas al mes. Tengo un niño de 8 años y una niña de 10, imagina el resto».
¿Un deseo?«Pediría que se me quiten los dolores, y vuelva un poco la termorregulación. No soy un discapacitado, tengo una diversidad funcional. Soy un tío de dos metros que no siente frío ni calor, no suda y no mueve las manos» , acaba.
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