Los 200 anónimos que deciden el futuro de la Unión Europea: «Ojalá nos escuchen»

Este domingo se votan en Dublín las recomendaciones de ciudadanos sobre cómo debe ser Europa en el año 2050

Rosa María, María Victoria y Paloma, durante la primera sesión de trabajo en el Castillo de Dublín N. M.
Nieves Mira

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A Eduardo le gusta remarcar a quien le pregunta que ya lleva 15 años jubilado. No habla inglés, pero tampoco le ha hecho demasiada falta para llegar a Dublín, donde desde el pasado viernes 200 ciudadanos elegidos al azar elaboran un informe con los temas que les preocupan y emitirán recomendaciones que pretenden determinar el rumbo de la Unión Europea . Es la llamada Conferencia del Futuro de Europa. Eduardo hizo escala en Ámsterdam antes de llegar a la capital irlandesa, y allí se fundió en un abrazo con Rosa María y con José Manuel, ella arquitecta y él, como Eduardo, jubilado. Se conocen porque esta es la tercera reunión -la segunda presencial- que celebran, y será también la definitiva.

Los otros tres paneles de ciudadanos -hasta llegar a los 800 representantes- ya han dejado listas sus propuestas en diferentes temas, y a ellos les toca votar este domingo las que tienen que ver con cómo hacer una economía más fuerte, ampliar la justicia social, el mercado de trabajo y la educación, la cultura, la juventud y el deporte.

Eduardo durante el congreso N. M.

Lo que más teme este nutrido grupo de representantes es que en el siguiente paso, el político, se disipen sus aspiraciones. «Nos están pidiendo que concretemos de tal manera que no dejemos margen a los políticos; ojalá nos escuchen , porque quiero que se tenga en cuenta mi voz», explica a ABC María Victoria, una abogada española. A su lado, Rosa María es optimista: «Yo creo que sí, que esto servirá para algo». No en vano, reconoce que ahora se siente «mucho más europea», y porta orgullosa una mascarilla con las estrellas de la Unión. Si de algo sirve este encuentro, de hecho, es para potenciar el sentimiento de pertenencia a la UE.

«A mí [la conferencia] me ha permitido conocer muchos aspectos que aborda la UE pero de los que no me daba cuenta», expone Álvaro, estudiante de un máster y que engrosa el equipo de los 20 españoles de este grupo de trabajo. A su lado se encuentra Rocío, que cursa Bachillerato, y también María, estudiante de Derecho; cada uno de una punta de España. Muchos han pedido incluso vacaciones en su trabajo -como Juan, trabajador social, y Mari, administrativa-. Les queda la duda, dice, de si sus propuestas «llegarán a algún sitio» , pero la Conferencia es el proyecto estrella de esta legislatura, definido como un hito, porque sitúa al mismo nivel a políticos y ciudadanos. Cada uno de ellos es la voz estos días de alrededor de 1,5 millones de europeos, por lo que proceden tanto de zonas rurales como urbanas, tienen diferentes edades y clases sociales.

Si en los temas más peliagudos se encuentran con la brecha norte/sur (como en la forma en que se debería abordar la ganadería o el mercado de trabajo), los más jóvenes acusan también la fractura generacional , aunque cuentan que tienen en cuenta «a todos» al abordar los problemas. El requisito para participar es que sean mayores de 16 años, y por eso hay algunos incluso acompañados por sus padres.

«Cuando recibí la llamada, creí que era un tim o. Luego sí que me preparé los temas, porque tengo tiempo libre. Ahora ya me fijo mucho más en las noticias que van saliendo», argumenta José Manuel, llegado desde Tarragona, en una de las pausas para el café. El sentimiento de incredulidad fue común para todos, según explican. Con algo de retraso, ahora ya, casi medio año después, tienen listo el veredicto.

Una torre de Babel

Dentro, en la sala, cada ciudadano habla en su lengua materna, y los traductores se vuelven imprescindibles para entender al de al lado. Pero solo en la forma. En el fondo, las preocupaciones son comunes : en este caso, la transformación digital, la lucha contra las noticias falsas o el acceso al mercado de trabajo para jóvenes. La pregunta que flota en el aire, y la que aspiran a responder, tiene que ver con cómo quieren que sea la Europa de 2050 . En un momento como el actual, con la guerra en Ucrania presente, alguien bromea -con tono serio- con que lo que no quiere es que su territorio sufra una guerra.

En este sentido se pronunció la vicepresidenta de la Comisión Europea Dubravka Šuica: «No debemos dar jamás por garantizada la paz que vivimos». La comisaria para la Democracia y la Demografía reiteró la intención de los dirigentes de que «la UE pertenezca a sus ciudadanos», y, en particular «a su juventud». Los ciudadanos han acudido a la llamada de la UE. Ahora corresponde a los políticos mover ficha.

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