Coronavirus en Sevilla

Hotel Bellavista, un refugio para los profesionales sanitarios del coronavirus

Cierra toda la planta hotelera de Sevilla, salvo los alojamientos que atenderán a trabajadores del SAS y transportistas

El responsable del hotel Bellavista, Pedro Agudo, junto a un repcecionista Juan Flores

Elena Martos

Mientras los hoteles de Sevilla echan el cierre hasta que el Gobierno desactive el estado de alarma , el Bellavista encarga mamparas de metacrilato para la recepción, ventila habitaciones y ordena el comedor en el que dará de comer a profesionales sanitarios, transportistas y trabajadores de mantenimiento de puertos, aeropuertos y carreteras. Desde ayer todos los alojamientos turísticos están clausurados, salvo los que se han convertido en un refugio para aquellos de los que dependen los servicios esenciales como este hotel, de 104 habitaciones, que se abrió hace más de tres décadas.

La gestión está en manos de Pedro Agudo y su hermana Mayte , que fueron los primeros en ofrecerse para hospedar a enfermos de coronavirus o profesionales si las camas se quedaban cortas en los hospitales. Llevan años atendiéndolos, pues la cercanía con el Valme y la clínica de Viamed lo han convertido en un lugar de referencia. Y cuando el Ministerio pidió voluntarios para prestar este servicio, ahí los encontró. Explica Pablo Agudo que lo hace «por responsabilidad y por política de empresa, por responder a la sociedad en momentos duros» . También por no enviar al paro a los 25 trabajadores que tiene a su cargo y que seguirán en activo si la situación lo permite.

«Vamos a preparar nuestras instalaciones para prevenir el contagio. He encargado pantallas de metacrilato y los menús se dejarán de servir en las mesas , lo haremos como un bufet para evitar la exposición», aclara. También se han separado los puestos guardando la distancia de un metro y se ofrecerán las habitaciones de forma individual, a menos que el huésped pida compartirla.

La propuesta

El Ministerio de Turismo no ha aclarado las condiciones en las que estos hoteles refugio prestarán los servicios, ni quién pagará la factura. «No sé cómo lo hará el resto, yo les he cedido gratuitamente diez habitaciones a la Consejería de Salud y al hospital de Valme que pueden asignar a quienes sus responsables consideren, para el resto de camas hemos planteado unas tarifas muy ajustadas que nos sirvan, al menos, para sufragar el coste de ser atendido en un alojamiento como este», aclara el propietario.

La previsión que maneja es alcanzar un nivel de ocupación que ronde entre el 30 y el 50 por ciento y ser un apoyo para médicos y enfermeros que no quieren ir a sus casas por miedo a contagiar a la familia o que viven en otras provincias y necesitan coger el coche a diario. «No creo que vaya a más y tampoco lo esperamos, porque, de lo contrario será señal de que no estamos controlando la crisis», admite. Agradece igualmente el esfuerzo de la plantilla, que «ha mostrado toda la predisposición , a pesar del riesgo y el temor a verse afectados».

Abrir en tiempos de coronavirus no es un negocio, los establecimientos cobrarán a los huéspedes o a sus empresas un precio limitado para costear el servicio. Las miras están puestas ya en septiembre, cuando se espera que la pandemia esté controlada y se recupere la actividad. Junto al Bellavista atenderán a estos colectivos el NH Viapol y Apartur Aljarafe , en Bormujos, a los que se podrán sumar otros si hacen falta camas.

«Mientras estemos aquí, siempre habrá sitio para los profesionales sanitarios en nuestro hotel, señala Agudo, que recibió el testigo de su padre. Dos de los tres hermanos continuaron con el negocio familiar, la tercera es médico y estos días atiende la emergencia. «Tal vez por eso nos mostremos más sensibles», admite.

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