Sábado del Alumbrado

Sevilla inauguró anoche la ‘Feria’ más grande del mundo

El día señalado en rojo en el calendario festivo de la ciudad, miles de sevillanos celebraron, con las lonas de los balcones echadas, el arranque virtual de la fiesta

La Feria de Abril se ha trasladado a los balcones de las casas de la ciudad Raúl Doblado

Alberto García Reyes

La Feria es una mudanza. Durante una semana, tu caseta es tu casa. Cambias las cortinas de tu salón por unas lonas, tu cocina por una barra y tu sofá por sillas de enea. Nada más. Por eso el confinamiento no fue anoche ningún obstáculo para el Alumbrado. Se trata de seguir la fiesta sin mudarse hacia fuera, sino hacia adentro. Se ponen los farolillos en el balcón, las lonas en el ventanal y la manzanilla en la nevera y a soñar . Así que por primera vez en la historia se han montado casetas en calles con nombres de vírgenes, en vez de toreros, y han podido acceder a una los peticionarios que están en la cola del Ayuntamiento para conseguir sitio en el real.

En Los Remedios y en Triana algunos colgaron incluso farolillos de balcón a balcón, de acera a acera. La calle Asunción se cubrió de banderolas. Los vecinos brindaban a gritos . «Va por ustedes, señores». Ellos con corbata y ellas con mantoncillo. «Me ha dicho mi mujer que no beba más, no vaya a ser que me pare la Guardia Civil en el pasillo», festejaba un envalentonado desde el viernes por la tarde mientras contemplaba cómo desmontaban la Portada. Desde su terraza tendría que haber visto anoche hasta a los Cantores de Híspalis cantando la primera sevillana. Este año, por cierto, las hay estupendas. «Mírala cara a cara que es la nevera». O su estribillo ideal: « Esa gitana, esa gitana, esa gitana, me conquista bailando con el pijama ».

Pero esta vez sólo se vislumbraba oscuridad. Y el bullicio no venía de la explanada, sino de los ladrillos. De los pisos. La iniciativa del Alumbrado en casa triunfó . La llevaron a cabo miles de sevillanos. Algunos la critican alegando que estamos de luto y que no está bien hacer ostentaciones festivas en estas circunstancias. Otros lo ven justo al contrario: «Necesitamos alegría porque cuarenta días de prisión sin haber cometido ningún delito son para amotinarse», gritaba uno desde su ventana de Nervión catavino en mano. Ese se ahorró el aparcamiento en el Charco de la Pava y la lanzadera.

La verdad es que la Feria en casa es cómoda. Te quitas el atasco, el borracho pesado, la croqueta que achicharra las yemas de los dedos y está congelada por dentro, el olor a fritanga en la ropa, la pelea en la puerta de la caseta de tal distrito… Aunque otro vecino de la calle Castilla, también engalanada como si fuera la calle Juan Belmonte con su Torre Pelli al fondo simulando un cacharrito sideral de la calle del Infierno, sí que tuvo algún lío: «Quillo, que el portero no me deja entrar en mi cuarto».

Ambientación general

Ayer había gente ambientada por toda la ciudad, desde Triana a Pino Montano . Y por primera vez en la historia, la lluvia no se ha llevado por delante los farolillos. El Alumbrado fue más de salón que de balcón porque el tiempo no estaba para otra cosa. Si el «pescaíto» hubiera sido en el real, todo quisque habría visto encenderse las bombillas desde su caseta con las lonas medio echadas. Pero sin faltar. Ayer la lluvia era una metáfora del coronavirus. La mayoría de la gente estaba dentro, viendo pero sin ser vista , tratando de superar el palo de tener que seguir recibiendo malas noticias cada día y no poder mantener sus tradiciones.

Ingenio a flor de piel

Pero todo el mundo demostró tener el ingenio a flor de piel. Un grupo de amigos, socios de una caseta de Pascual Márquez, se reunió por videollamada y uno de ellos puso en las pantallas de todos un vídeo del momento del Alumbrado del año pasado. Lo que pasa es que se equivocó. «¡Ese alumbrado es el de la Navidad!» , le corrigió rápido uno de los participantes. «¿Qué más da, chiquillo, si tú de todas formas estás ahora mismo con corbata y babuchas?». La creatividad sevillana no tiene límites. Es verdad que muchos han coincidido en las pañoletas de cartulina que han puesto en sus balcones con un nombre que estaba cantado, «Los Confinaos» o «Los del confinamiento», y no se sabe muy bien si se refieren a que están confinados o a que ahogan las penas con fino. Pero hay otros casos geniales. Por ejemplo, en Sevilla Este hay una familia que vive en el número 19 y que sobre el azulejo de la puerta ha puesto una pañoleta con el nombre «Covid». Para hoy domingo, en la urbanización Los Minaretes se anuncia hasta un concurso de exorno de balcones con «premios a los tres mejores».

Un grupo de mujeres del Centro han titulado la suya como «Las Encerrás». Pero el mejor, sin duda, es el piso de Los Remedios que ha nombrado su simulación casetera como «Los mahometanos» , con una aclaración que dice: «Somos seguidores del profeta, si nosotros no vamos a la Feria, que la Feria venga a nosotros». Eso pide ole.

Sevilla se llevó ayer la Feria a casa, unos con más exageración y otros con más recato, pero todos con absoluta libertad. Hay hasta quien ha tendido estos días el traje de gitana por el cordel del balcón para darle un toque pinturero a su casa sin excederse. Otros han pintado un plano de su piso como si fuera el del real . La calle del Infierno es la habitación de los niños. Y otros han conseguido resumir este sentimiento en una estampa para el recuerdo, como la pareja de ancianos del Porvenir que sale a bailar sevillanas todas las tardes a su terraza.

Al final, Sevilla siempre se encuentra donde menos nos la podamos esperar. Y ha sabido sustituir los caballos por las motillos de reparto a domicilio, que ya piden más adobo que gasolina para andar. Todo depende de cómo se mire. A lo mejor anoche, cuando todo estaba apagado en el real de Los Remedios, la ciudad vivió la Feria más luminosa de su historia: la que alumbra sus entrañas . Y también la más grande, porque ya no se reduce a una explanada, sino a todos los barrios en los que haya un feriante con ganas. Lo cierto es que, aun sin Portada, ha quedado inaugurada la tradición de soñar un año más.

Eso sí, hay que tener cuidado, que ya lo avisa la sevillana de esta temporada: «Debajo de la portada / me gusta verte pasar, / pero este año no pases / porque te pueden multar».

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación