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Nace una guía que vela por la salud vaginal

El objetivo de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia es concienciar sobre la importancia de diagnosticar y tratar los trastornos asociados a este órgano

22.05.14 - 07:49 -
Los doctores Rafael Sánchez Borrego y Plácido Llaneza, de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia. /

Se estima que alrededor de cuatro millones de mujeres en España sufren de atrofia vaginal, aunque solo el 25% de ellas consulta con su médico sobre este trastorno, lo que quiere decir que tres de cada cuatro mujeres viven con este problema sin tratamiento.

Según el doctor Plácido Llaneza, presidente electo de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM), «más del 50% de las mujeres menopáusicas padecen alguna molestia relacionada con la atrofia vaginal, pudiendo llegar a afectar a su sexualidad en más del 42%. La sensación de incomodidad e irritación que ocasionan síntomas como el prurito o el escozor, las dificultades para conciliar el sueño, el dolor o la incomodidad durante el coito y también los síntomas urinarios asociados, pueden empeorar la calidad de vida de estas mujeres».

A pesar de que en los últimos años la valoración de la salud vaginal y sexual por parte de la mujer en el marco de su bienestar general ha aumentado, existe una tendencia por parte de ellas a «infravalorar estos síntomas, probablemente por vergüenza al consultarlos, por razones culturales o por razones sociales, pero también porque muchos médicos lo consideran como un proceso ‘normal’ asociado a la edad», destaca este experto.

Ante esta situación, la AEEM dedica este año, 2014, a concienciar sobre la importancia de diagnosticar y tratar los problemas asociados a la misma, como la atrofia vaginal.

Con este fin ha elaborado la ‘MenoGuía sobre Salud Vaginal’, con el fin de aportar al profesional sanitario una herramienta fundamental en el diagnóstico y manejo de los trastornos asociados a la salud vaginal y de los tratamientos existentes y, asimismo, material divulgativo completo, veraz y sencillo dirigido a la mujer.

«Un cambio de mentalidad por parte de la mujer a la hora de afrontar el problema y una comunicación más estrecha entre la paciente y el profesional son factores clave para abordar con éxito la atrofia vagina», opina el doctor Sánchez Llaneza.

La MenoGuía recoge las definiciones del ecosistema vaginal y la dependencia hormonal de la vagina, las claves en el diagnóstico y los distintos tratamientos existentes para la atrofia vaginal, incluyendo aquellos casos en los que la mujer presenta un cáncer hormonodependiente. Esta obra se puede descargar en la web de la AEEM, con acceso restringido a la parte dirigida a los profesionales sanitarios y en abierto la parte dirigida a las mujeres.

Flujo vaginal, microbiota y hormonas

El flujo y la microbiota vaginales son dos factores fundamentales para la salud vaginal. El hecho de tener cierta cantidad de flujo es normal, especialmente si se está en edad fértil, siendo la ovulación, el embarazo y la excitación sexual las situaciones más importantes en las que puede aumentar la cantidad de flujo. No obstante, cuando éste cambia súbitamente de color, olor o consistencia o aumenta o disminuye en cantidad de forma significativa, puede ser indicio de una infección, entre las que destacan la vaginosis bacteriana, la clamidia o la candidiasis vaginal.

Algunas recomendaciones que aporta la MenoGuía a las mujeres para conservar el flujo vaginal y, en general, la salud sexual son: utilizar preservativo para evitar contraer o diseminar infecciones de transmisión sexual, mantener la zona genital limpia y seca, no realizar duchas vaginales, tomar probióticos cuando se estén tomando antibióticos para evitar candidiasis vaginal, evitar el uso de productos de higiene íntima perfumados en el área genital, usar ropa interior de algodón y evitar el uso de pantalones extremadamente apretados. Por otra parte, el estado endocrino de la mujer condiciona las microbiotas vaginales predominantes dependiendo de la edad y estado hormonal.

En las mujeres premenopáusicas, con el ciclo menstrual, los estrógenos incrementan el espesor del epitelio vaginal y se segrega un exudado que humedece la cavidad y transporta glucógeno y otros muchos nutrientes a la superficie.

Este cambio del hábitat hace que la vagina sea colonizable por microorganismos que hasta entonces la tenían vedada. En palabras del doctor Sánchez Borrego, «se trata de lactobacilus, pero también de Gardnerella vaginalis, Candida albicans y otros, que si proliferan en exceso pueden convertirse en patógenos».

Asimismo, la vagina tiene un epitelio que responde al estímulo de los estrógenos de forma que cuando éstos disminuyen, no solo cambia la microbiota vaginal sino que el epitelio se adelgaza, se vuelve más frágil y las terminaciones nerviosas se aproximan a la superficie aumentando la sensibilidad. También disminuye la elasticidad de las paredes vaginales, desaparecen los pliegues vaginales y se modifica la coloración de la vagina que se vuelve más pálida.

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