La saliva puede transportar agentes infecciosos de un individuo a otro por medio de un beso. Una enfermedad que puede transmitirse de esta forma es la periodontitis, conocida también como piorrea, que afecta las encías. Los primeros síntomas son el enrojecimiento o sangramiento, o la apariencia de una encía sucia o retraída.
Lo que puede parecer al principio una gingivitis, empeora con una pérdida de inserción colágena, recesión gingival, e incluso la pérdida de hueso. Si no es tratada a tiempo por un especialista, el diente puede llegar a quedar sin soporte óseo, lo que provoca la pérdida irremplazable de la pieza.
“Después de seis meses de seguimiento, las parejas de pacientes con encías enfermas, presentan mayores niveles de bacterias patógenas periodontales, así como un mayor grado de enfermedad en sus encías, que parejas de personas sin enfermedad periodontal”, asegura el doctor Alberto Sicilia Felechosa, director médico de la Clínica Sicilia.
Tres consejos clave
La periodontitis se puede clasificar según su intensidad: leve, moderada o grave, y puede aparecer también en jóvenes. “Para que la enfermedad periodontal se manifieste en su máxima gravedad hace falta una predisposición individual; pero estos estudios nos enseñan que la saliva es un vehículo transmisor de esas bacterias de primer nivel, y que, en consecuencia, tener una pareja con encías enfermas se convierte en un factor de riesgo adicional”, dice el doctor Sicilia Felechosa, que da tres claves para que los besos no transmitan enfermedades:
-Cuidar la higiene bucal y visitar al dentista.
-Usar seda dental y cepillos interproximales para evitar acumular placa, y enfermedades periodontales, que comienzan en los sitios de difícil acceso.
-Reforzar la limpieza con un enjuague. Sin embargo, no se debe sustituir el cepillado correcto con colutorios.