El glaucoma constituye la segunda causa de ceguera en el mundo, por detrás de las cataratas, según datos de la Organización Mundial de la Salud. Sin tratamiento, puede producir ceguera en el 5% de los afectados. Pero en casi todos los casos (95%) podría evitarse con un diagnóstico temprano. Se calcula que en España lo padecen casi un millón de personas, pero la mitad desconoce que tiene la patología, que puede llegar a producir baja visión, por falta de revisión de un especialista.
Hoy, 12 de marzo, se celebra el Día Mundial del Glaucoma para concienciar a la población y recomendarle que, a partir de los 45 años, acudan al especialista anualmente, pues a partir de esta edad el 2% de las personas pueden padecerla. La tasa se eleva al 3,5% para los mayores de 70 años. "El glaucoma es asintomático y la detección precoz es el tratamiento más efectivo contra el glaucoma" afirma Juan Carlos Martínez Moral, presidente del Consejo General de Colegios de Ópticos-Optometristas. “La importancia de detectar el glaucoma en sus estadios iniciales, antes de que el paciente sufra una pérdida visual importante e irreversible".
El glaucoma es una lesión irreparable del nervio óptico, por lo general provocada por un fuerte aumento de la presión intraocular. La pérdida progresiva de visión puede comenzar por la periferia del campo visual. “No hay síntomas ni dolor; el paciente va perdiendo la visión de manera imperceptible y progresiva”, mantiene Martínez Moral. “La falta de sintomatología hace que el hallazgo sea casual tras una visita al óptico-optometrista por otro motivo, y en otras ocasiones, los pacientes acuden ya demasiado tarde, cuando perciben alteraciones en su campo visual y ya se han producido lesiones severas, que desgraciadamente son irreversibles”.
Cómo se detecta
Para detectar el glaucoma el especialista debe explorar el fondo de ojo y la medida de la presión intraocular. Puede aparecer en uno solo de los ojos, o en ambos, a cualquier edad, aunque el riesgo aumenta con los años. Otros factores que pueden provocarlo es la diabetes, la presión intraocular alta, antecedentes familiares de glaucoma, miopía elevada (mayor de 5 dioptrías), hipertensión arterial o estar medicado con corticoides.