Recomendaciones para los pacientes afectados
Dos son los principales procesos reumáticos afectados por el frío y los cambios de presión atmosférica: el fenómeno de ‘Raynaud’ y los cuadros de dolor miosfacial. El motivo, según el doctor Jesús Tornero, portavoz de la Sociedad Española de Reumatología (SER) y jefe de Sección de Reumatología del Hospital Universitario de Guadalajara, es que con los cambios muy bruscos de presión atmosférica «las articulaciones y ligamentos enfermos por reumatismo duelen más y se notan más rígidos y menos activos». No obstante, este empeoramiento «es transitorio».
Este proceso reumático del que hablamos se ve en mayor medida, tal y como se ha señalado, en el fenómeno de ‘Raynaud’, que se caracteriza por una disminución de la circulación sanguínea en los dedos de las manos y/o pies, porque los vasos sanguíneos se cierran y no llevan la sangre a la mano.
«Este fenómeno se suele desencadenar por bajas temperaturas. Además de provocar dolor, la piel de los dedos se vuelve blanquecina (muy pálida) y, si progresa mucho el periodo sin riego, se puede llegar a producir úlceras digitales», explica el experto.
En segundo lugar el frío, al estimular como mecanismo de defensa la contracción muscular, «puede agravar procesos reumáticos que tienen su origen en los músculos y especialmente, los cuadros de dolor miofascial», afirma el doctor.
La humedad y los cambios barométricos de la presión atmosférica (cuando va a cambiar el tiempo) también pueden influir en los pacientes con daño en las articulaciones «ya que tienen receptores de presión alterados en las mismas, capaces de detectar los cambios súbitos de presión atmosférica. Además, también pueden sentir más dolor cuando cambia bruscamente el tiempo», agrega el portavoz de la SER. En las zonas geográficas en las que llueve más y el tiempo suele ser más cambiante, los afectados reumáticos están más sintomáticos.
«Cada vez se concede más importancia a la influencia de la meteorología sobre las enfermedades en general y las reumáticas en particular, hasta el punto de que se podría llegar a pensar que estamos asistiendo al nacimiento de una posible y nueva área del conocimiento en Medicina: la meteoropatología o la meteororeumatología», concluye.