Cuando las venas de las piernas no tienen capacidad suficiente para retornar con eficiencia la sangre al corazón se puede producir una sensación de pesadez e hinchazón, calambres musculares, hormigueo, dolor al caminar y aparición de varices. Es lo que se conoce como la insuficiencia venosa crónica (IVC), una patología que “no es grave, pero sí crónica, y causa gran malestar, porque afecta y deteriora la calidad de vida personal y laboral de los pacientes”, según asegura la doctora Aurora Garre, asesora médica de Cinfa.
El origen del problema
“Las paredes de las venas tienen unas válvulas diminutas que se abren y se cierran, y que, controlando la presión y el flujo de la sangre y ayudadas por los músculos, impulsan la sangre hasta el corazón”, explica la doctora Garre. “Sin embargo, si las venas pierden elasticidad y se deforman, estas válvulas no cierran bien, y la sangre, atraída por la fuerza de la gravedad, se acumula en las piernas”.
Lo más habitual es que cuando esto ocurre surjan las varices, que son dilataciones de las venas, visibles como curcos oscuros. “Cuando la estructura de las venas de las piernas se debilita, el retorno venoso se dificulta y la sangre queda estancada en las venas. Si esta situación persiste en el tiempo, las venas aumentan de tamaño y se dilatan, apareciendo las conocidas varices”, dice la doctora Garre, que da 10 consejos para prevenir la insuficiencia venosa crónica:
1. No permanecer de pie, quieto o sentado largos periodos de tiempo. En caso de largos viajes, mover frecuentemente los pies y las piernas, levantarse del asiento con frecuencia y proteger las piernas de golpes.
2. Poner las piernas arriba. Para aquellas personas que trabajen sentadas con el ordenador, es conveniente utilizar un reposapiés. Y durante la noche, mejor dormir con las piernas elevadas unos 15 cm.
3. Hacer ejercicio. Las actividades que más benefician a la circulación de las piernas son la natación o el caminar. El baile, la gimnasia y la bici también pueden ser buenas alternativas para favorecer el retorno venoso. Si no practica deportes de forma regular, existen unos ejercicios sencillos que mejoran la circulación venosa, como hacer giros con los tobillos.
4. Aplicar ligeros masajes en piernas y tobillos. Mientras se está tumbado, masajear las piernas desde los pies hasta los muslos.
5. Mejor ducha que baño. La circulación se activa alternando duchas no excesivamente calientes (de 38º como máximo) con duchas frías en las piernas. Al finalizar, aplicar agua fría a las pantorrillas en sentido ascendente, para aliviar la sensación de pesadez.
6. Evitar la ropa ceñida. Las prendas de ropa muy ajustadas son desaconsejables porque pueden dificultar el retorno venoso desde las piernas al corazón.
7. Alimentación sana. Tanto el sobrepeso como el estreñimiento pueden afectar a la circulación, por lo que para prevenirlos, resulta clave seguir una dieta rica en fibra, frutas, verduras y cereales.
8. Evitar los ambientes demasiado calurosos, como saunas, al igual que la depilación mediante cera caliente o tomar el sol en las piernas, ya que estimulan la dilatación de las venas y la aparición de varices.
9. Cuidado con el tabaco y el alcohol. Junto a la alimentación y la práctica de algún tipo de deporte, también debemos mantener unos hábitos sanos.
10. Consultar con el médico y el farmacéutico la posibilidad de utilizar medias de compresión. Actúan aproximando las pareces de las venas, de forma que facilitan que las válvulas cierren bien y que la sangre ascienda correctamente.