El coste evitable
A parte de los dolores y riesgos que las úlceras de presión infligen al paciente, el coste de su tratamiento supera los 600 millones de euros anuales en España y, solo en apósitos, se gastan 150. Tanto es así que si colocáramos juntos todos los apósitos que se utilizan en un día en este país su superficie equivaldría a tres campos de fútbol.Las úlceras por presión, conocidas popularmente como llagas, escaras o úlceras por decúbito, son lesiones que afectan a la piel o trascendiendo a ésta, a nivel de hueso, músculo o estructuras de sostén (tendón, cartílago,…).
Están originadas por el aplastamiento de los tejidos entre dos planos, uno correspondiente al individuo (su hueso, cartílago, etc.) y otro externo a él (el lecho o la silla). La presión directa originada por el peso del cuerpo inmóvil sobre esa localización, va a requerir de un escaso tiempo para originar trastornos irreversibles, con muerte y necrosis de los tejidos. Otros factores como la incontinencia, la malnutrición, la concurrencia de procesos de enfermedad que dificulten el adecuado transporte de oxígeno y nutrientes a los tejidos, intervenciones quirúrgicas prolongadas, etc. Predisponen a su aparición.
Para concienciar acerca de unas ‘heridas’ sobre las que hay todavia mucho desconocimiento y que son evitables se organiza esta Jornada Mundial por la Prevención de las Úlceras por Presión que pretende dar a conocer y sensibilizar sobre un problema que afecta a unos 100.000 españoles a diario.
«Tenemos que concienciarnos de que estas úlceras aumentan el riesgo de mortalidad en cuatro veces y hasta en seis si media una complicación frecuente como es la infección. Pero si aplicamos el protocolo adecuado podemos disminuir su aparición en un 95 por ciento», afirma José Javier Soldevilla Agreda, director del Grupo Nacional para el Estudio y Asesoramiento de Úlceras por Presión y Heridas Crónicas (GNEAUPP).
«No es tan difícil acabar con este problema y no deberíamos permitir que nadie hable de él como si fuera menor o secundarios porque no es cierto dada la reercusión que estas tienen en el paciente», matiza.
Cómo prevenirlas
Las cinco reglas de oro, tal y como explica el experto, para evitar estas úceras son la movilización, la incorporación de superficies especiales para el manejo de la presión (colchones, cojines…), la higiene, hidratación y protección de la piel, la nutrición y un buen apoyo sanitario.
Movilización: porque la inmovilidad es el principal aliado para su desarrollo, debiendo realizar cambios de postura frecuentes en razón del riesgo del individuo, tanto si está acostado —lo recomendado es cada dos horas— como i permaneciera sentado —una hora—.
Superficies especiales para el manejo de la presión: existen numerosos dispositivos específicos, como colchones y cojines dinámicos y estáticos, que ayudan eficazmente en la prevención y el tratamiento de las úlceras y que habrán de proveerse por su alto valor, en todos los contextos asistenciales (hospital, residencia, pero también en el domicilio).
Higiene: la limpieza y el secado meticuloso de la región del cuerpo expuesta a incontinencia, la hidratación de la piel y especialmente la aplicación local de ácidos grasos hiperoxigenados en zonas sometidas a presión y roce, son armas de probada valía científica.
Nutrición: adecuada en macro y micronutrientes específicos que han demostrado su capacidad para aumentar la resistencia de los tejidos ante la presión mantenida, la fricción o la humedad, agentes causales básicos de estos procesos.
Apoyo sanitario: los cuidadores de pacientes deben solicitar y recibir el apoyo de enfermeras expertas para evaluar el riesgo de desarrollar úlceras por presión y elaborar un plan preventivo individualizado y efectivo.
Para más información: http://www.gneaupp.es/app/portada/