Aunque podrían considerarse un problema menor, las patologías psicosomáticas podrían llegar a ser enfermedades crónicas en algunos pacientes. Suelen manifestarse en pacientes con dispepsia (dolencia que afecta la región gastroduodenal en ausencia de enfermedad orgánica, sistémica o metabólica que lo explique), acúfenos (percepción de sonido en ausencia de un estímulo acústico externo), fatiga o dolor crónico y cada vez más ocupan las consultas de la atención primaria. En el 35 Congreso Nacional de SEMERGEN, celebrado esta semana en Barcelona, se han dado datos sobre estos trastornos: el 20% de la población de edad media sufre dolor crónico y los acúfenos es un síntoma frecuente que está presente en un 15 % y un 17 % de la población general.
“Si el médico de familia conoce y comprende los distintos tipos de síntomas psicosomáticos y se ayuda de la entrevista semiestructurada podrá diagnosticarlos en el menor tiempo posible e incentivar al paciente para que realice el tratamiento adecuado, evitando que aumenten en intensidad o número y se cronifiquen”, advierte la doctora Raquel Ramírez Parrondo, médico de Familia y Psicoterapeuta de la Clínica Universidad de Navarra (en Madrid). “Hay que evaluar al paciente de forma integral, como una unidad biopsicosocial”.
Cómo afecta la crisis a estos pacientes
Para un diagnóstico adecuado, es necesario que entre médico y paciente exista una gran confianza, que comienza al realizarse una entrevista clínica semiestructurada, para desarrollar una guía con la que obtener información del paciente que ayude a motivarle a seguir un tratamiento. “No debemos ver al enfermo como un paciente psiquiátrico”, mantiene la doctora Ramírez Parrondo.
Muchas de estos padecimientos tienen su origen en la crisis actual que se vive en España, pues el origen de las enfermedades psicosomáticas puede estar en circunstancias puntuales o mantenidas en el tiempo, factores físicos o ambientales como los cambios de estación, personales, familiares, laborales o sociales. “Están aumentando los síntomas físicos desencadenados por situaciones de estrés y los trastornos de ansiedad y depresión debido a la crisis actual, porque influye a nivel personal, familiar, laboral y social y se mantiene en el tiempo”, mantiene la doctora Ramírez Parrondo.
“Cualquier situación de crisis, en sentido genérico, como factor estresante agudo, implica un proceso de reorganización, que si falla puede generar síntomas”, ratifica el doctor Diego Cebrián Novella, facultativo especialista de área del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario Ramón y Cajal (Madrid). “Debemos dar crédito a sus dolencias, evitando así el excesivo uso del sistema sanitario, puesto que no atenderlo correctamente supone seguramente una nueva consulta poco después”.