Beneficios
A principios de los noventa, al exingeniero de la NASA Rober Whalen le encargaron el diseño de una máquina para correr a la que se le pudiera añadir gravedad. El objetivo era que los astronautas no perdieran tanta masa muscular como la que pierden cuando se encuentran en una nave espacial, donde la escasez de gravedad provoca que los músculos no trabajen como de costumbre.
Cuando terminó ese proyecto, Whalen, junto con la ayuda de su hijo, y al estilo Apple, desde el garaje de su casa, pensó que sería aún mejor idea diseñar la máquina contraria. Y ahí comenzó la historia del tapiz rodante Alter-G, una cinta de correr donde las extremidades inferiores del paciente o deportista son aisladas por una cámara antigravitatoria que reduce el peso de éste hasta en un 80% y, con ello, evitar el impacto en cada zancada.
«El principal objetivo de la máquina Alter-G es acortar los plazos de recuperación de una lesión. Cuanto menos tiempo tenemos a los pacientes o a los deportistas inactivos, más rápida es su recuperación. La inactividad produce más atrofia muscular y eso no sólo repercute en nuestro organismo muscular sino que además repercute en todo el equilibrio de nuestro cuerpo. El ejercicio más natural para un ser humano es caminar y correr. Y eso es lo que hacemos con esta máquina reduciendo la carga corporal entre un 20 y un 80% para ayudar al lesionado a mantener la forma física pese a estar en periodo de rehabilitación. Normalmente, el modo que teníamos de trabajar con menos carga era haciéndolo en el agua. Pero en el agua tenemos un gran handicap: medir cuánto peso estamos quitando no es sencillo. Con esta máquina podemos quitar carga de un uno en uno por ciento hasta el 80% del peso corporal. Cada caso es distinto, pero lo habitual es trabajar con un 40% menos del peso corporal», asegura el doctor Luis Serratosa, médico del Real Madrid durante doce años (2001-2013), uno de los primeros clubes que trajo a España la Alter-G, allá por 2009.
No sólo para la elite
Esta máquina ‘milagrosa’, cuyo coste ronda alrededor de los 35.000 euros, ya forma parte no sólo del ‘decorado’ de muchas instituciones deportivas, sino del de las cuatro paredes de muchos deportistas de elite como Cristiano Ronaldo o Rafa Nadal, cuya buena parte del éxito de su recuperación la tiene esta cinta capaz de soportar hasta 180 kilos y de alcanzar una velocidad máxima de 30 kilómetros por hora.
«Deportistas como Rafa, que tienen lesiones complejas en la rodilla, pueden hacer un entrenamiento sin perjudicarlas ni dañarlas más. O jugadores de fútbol como Cristiano, que disputa entre 60 y 70 partidos de fútbol cada temporada entre Liga, Champions, Copa y su selección, necesita tras cada encuentro hacer cierto entrenamiento regenerativo para no sobrecargar sus articulaciones», afirma el experto en Medicina Deportiva.
Pero aparte del deporte de elite, la máquina Alter-G también es otra gran aliada de otro tipo anomalías como la obesidad o las lesiones neurológicas y de columna como nos desvela Luis Serratosa: «Las personas que tienen problemas de peso tienen muchas limitaciones a la hora de moverse. Hablamos de pacientes que necesitan hacer ejercicio pero a los que les es incómodo correr o montar en bicicleta; por eso les ponemos a hacer el ejercicio más natural, que es caminar, pero quitándoles la carga corporal que se requiera en cada caso para no poner en peligro sus tobillos y rodillas. A las personas con problemas de columna lumbar, trabajar con menos gravedad significa que lo hagan con menos impacto, con el beneficio que ello conlleva a una zona tan delicada como es la columna. Y los pacientes que tienen problemas neurológicos, que les impiden incluso hasta poder caminar, con el tapiz rodante Alter-G se les facilita esta acción al hacerlo sobre un cuerpo que, si por ejemplo pesa 100 kilos, se puede llegar a dejar en 20 kilogramos».