La nueva Viagra, el famoso medicamento para la disfunción eréctil, se podrá tomar sin agua, de forma más disimulada, porque cada dosis vendrá en un comprimido bucodispersable. Es decir, las pastillas, que seguirán siendo con forma de rombo y azules, se disolverá en la boca sin necesidad de agua. Se busca que la ingesta sea más confidencial y de forma más flexible. “Los comprimidos bucodispersables se diferencian del resto de comprimidos en la disgregación que se produce en menos de tres minutos”, el doctor Rafael Prieto, presidente de la Asociación Española de Andrología, Medicina Sexual y Reproductiva (ASESA).
Más discreción a la hora de tomarla
La nueva presentación contendrá comprimidos de 50 mg cada uno. La administración es sencilla: cada comprimido se coloca sobre la lengua, donde la saliva lo deshace. Si el paciente requiere de 100 mg, debe esperar a que se disuelva la primera pastilla, para ingerir la otra. “Solo cambia la forma de administración ya que los niveles en sangre son similares a los de la forma tradicional con lo cual no hay cambios de eficacia ni tampoco se añaden otros efectos secundarios”, dice el doctor Prieto. “Ahora presenta una mejor aceptación y discreción en su ingesta y una rápida asimilación”.
Como se pueden tomar directamente del envase de forma cómoda y discreta, se espera que tenga una gran aceptación por parte del paciente, como ya ha pasado con otros medicamentos. Incluso es preferido a las dosis líquidas o en grageas tradicionales. Esto supone que los pacientes que sigan un tratamiento con Viagra cumplirán mejor su terapia.
“Hay muchos pacientes a los que el tener que ocultarse para tomar una pastilla les frena mucho a la hora de planear una relación sexual, sobre todo los jóvenes sin pareja estable, con relaciones esporádicas. La discreción que aporta esta presentación, sin duda alguna, representa una barrera menos en una enfermedad que ya de por sí tiene una elevada carga emocional”, asegura el doctor Prieto.
La disfunción eréctil en cifras
La disfunción eréctil afecta a 12% de los hombres entre 25 y 70 años y al 26% entre los 40 y los 70 años, según el estudio Epidemiología de la Disfunción Eréctil Masculina (EDEM). Lamentablemente, indica el mismo estudio, entre 60 % y 80 % de la población afecta es reacia a consultar al médico, ya sea por vergüenza o por creer que es lo normal a una edad avanzada.