Puede parecer que con las temperaturas altas, es difícil constiparse. Pero en verano se ponen en funcionamiento los sistemas de refrigeración en locales comerciales, transporte (coches, autobuses) y en algunos hogares, que mantienen una temperatura baja con respecto a la exterior. El choque entre un ambiente y otro, ese cambio brusco de temperatura, puede producir un resfrío.
“El resfriado es un proceso vírico que afecta a las vías áreas superiores provocando la inflamación de la mucosa nasal, la garganta y la laringe. La sintomatología aunque no suele ser grave si es muy molesta: dolor de cuello, dolor de cabeza, mucosidad, tos y estornudos, falta de apetito y debilidad general”, recuerda Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica, SEPAR.
Otros factores también pueden provocar un resfriado. Los baños en el mar y la piscina, por ejemplo. O la excesiva sudoración después de hacer ejercicio. Además, hay que ir preparado para el clima de los lugares visitados en vacaciones. No todos son calurosos o mantienen la temperatura cálida durante todo el día.
Para tener un verano saludable, los neumólogos aconsejan:
-Realizar ejercicio de forma regular ya que fortalece el sistema de defensas del organismo.
-Mantener una temperatura entre 22 y 24 grados centígrados en el hogar, el negocio o los vehículos, con una humedad de alrededor del 30%, para evitar la “sequedad excesiva del ambiente que reseca las mucosas nasales impidiendo que actúen como primera línea defensiva del sistema respiratorio frente a los virus”.
-No tratar un simple resfriado con antibióticos, salvo por prescripción médica. Los antibióticos tienen efectos contraproducentes ya que puede provocar resistencias y predisponer al organismo a sufrir infecciones graves en el futuro debidas a bacterias y gérmenes que han aprendido a vencer el efecto terapéutico de los antibióticos.