Los niños hacen poco caso a la sensación de sed y pueden estar horas jugando ajenos a la hidratación que requiere el organismo. Según la edad, necesita más o menos agua. Por ejemplo, entre 1 año y 3 años necesita aproximadamente 0,9 ml. diarios. Entre los 4 y los 8 años, sube la dosis a un litro o 1,2 litros. Y entre 9 y 13 años, hasta 1,4 litros.
“Los alimentos ricos en agua que mejor aceptan los chicos son zumo de frutas, batidos, lácteos, gelatinas, sandía, melón, macedonia de frutas”, dice Cecilia Montgana, dietista nutricionista. Para la especialista, las meriendas que hidratan y gustan a los más pequeños son:
- Una ración de lácteos, como vaso de leche, yogur bebible, leche con cacao, o batido de frutas.
- Una pieza de fruta rica en agua, como piña, sandía, melón, kiwi, cereza, fresa o naranja.
-Una ración de cereales, pan, galleta, tostada.
Sin embargo, muchas veces los niños no comen a gusto las frutas y las verduras, así que hay trucos para que las coman con facilidad:
-Preparar helados con zumos naturales, mermeladas caseras, compotas de frutas, sándwiches vegetales.
- Incorporar frutas desecadas. Las hay de plátano, pasas, orejones, manzana, coco y frutos secos.
- Introducir la fruta en pequeñas cantidades dentro de las comidas. “Si se preparan de diferentes maneras, y se intentan disfrazar en preparaciones, rellenos, se logra que sean coloridos y agradables a la vista”, dice Montgana.
-Ofrecer la fruta al principio de la merienda, ya que si se ofrece al final el niño tendrá menos apetito y es probable que la rechace o la deje sin terminar.
-Limitar el consumo de bollería, pastelería, bolsas de snacks salados, como patatas fritas o ganchitos.
-Evitar las chuches y los alimentos con exceso de azúcar.