La piel del talón es la más gruesa de todo el cuerpo humano. Ese grosor es necesario para poder amortiguar las presiones y fuerzas de cizallamiento (presión contra la superficie de la piel) que se producen por el impacto al caminar, correr o saltar. Esa zona es fuerte pero también necesita ser elástica para soportar la fricción sin romperse. El cuidado de esta zona delicada e importante debe buscar el mantenimiento de ambas variables, grosor y elasticidad, a la vez.
“Es un enorme error limarse muy a menudo los talones para dejar esa zona de piel muy fina, provocando la aparición de fisuras y grietas que si llegan a profundidad pueden provocar heridas e infecciones dolorosas”, advierte Patrocinio Olmo Serna, podólogo y tesorero del Colegio Oficial de Podólogos de Madrid. “
Las recomendaciones del experto para tener unos talones sanos son:
-Limar los talones únicamente una o dos veces por semana.
-El limado tiene como objetivo eliminar mecánicamente las últimas células muertas y escamas del estrato córneo para facilitar la hidratación posterior, y no la reducción del grosor de esta parte de la piel. Por lo tanto, debe hacerse muy superficialmente.
-No caminar descalzo, ya que el zapato amortigua y disipando las fuerzas que soporta el talón. Sin calzado, toda la presión recae solo sobre esta parte.
-Andar descalzo solamente por la playa, pues la arena proporciona un efecto peeling.
-En verano, cuando se utilizan las sandalias, elegir aquella en las que los talones pisen completamente dentro de la sandalia. “Cuando quedan muy justas o pequeñas el talón pisa en el borde la sandalia, dañando con mayor intensidad la piel de esta zona”, afirma Olmo Serna.
-Utilizar cremas hidratantes con productos queratolíticos, como la úrea, en distintas concentraciones. “Desde 10% a 30%, según la sequedad que presente el paciente”, dice Olmo Serna. “Esta tarea de hidratación tiene que ser diaria y constante, y realizarse todo el año, no solo en verano, para que cuando llegue esta época, el talón esté en perfectas condiciones”.
-En caso de presentar heridas, acudir al podólogo para tratarlas antes que aparezcan otros problemas más graves, como una infección. Además, “hay algunas enfermedades sistémicas y problemas hormonales, entre ellas la menopausia, que inciden en la piel del talón, y es el podólogo quien la puede tratar de la forma más conveniente según cada caso”, concluye Olmo Serna.