Tomar el sol acelera el envejecimiento cutáneo al reducir la producción de melanina, colágeno y elastina de la piel.
Sin embargo, evitar los rayos UVA resulta complicado en verano, por lo que una buena manera de impedir que el aspecto de la piel empeore es prescindir de otros agentes amenazantes.
Entre ellos, se encuentra el tabaco. Dejar de fumar mejora la salud de la piel, puesto que la nicotina disminuye la absorción de vitamina A, altera los niveles de colágeno y elastina y reduce la cantidad de oxígeno y otros nutrientes que ‘alimentan’ a la piel.
Pedir consejo médico sobre cómo superar esta adicción hará mucho más sencillo dar este importante paso y lograr el objetivo.