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Los riesgos de las zambullidas imprudentes

Un mal salto, incluso una entrada brusca en el mar, puede causar lesiones medulares y neurológicas. Para evitar accidentes, los expertos recomiendan prudencia y tener en cuenta unos consejos básicos

02.07.13 - 16:51 -
Los riesgos de las zambullidas imprudentes
Cinco personas de cada mil dañan su médula con una zambullida. Foto: APF.

El protagonista de la película Mar Adentro, de Alejandro Amenábar era tetrapléjico por culpa de una zambullida en una zona peligrosa. En ese caso, fue desde un acantilado, pero también puede ocurrir desde un trampolín o desde el borde la piscina.

La persona que se zambulle sin precaución puede chocar contra la masa de agua o contra el suelo, sea de cemento o de arena. Los daños que el impacto puede causar provocan paraplejia, tetraplejia e incluso la muerte.

“Distintos estudios señalan que en torno a un 5% del millar de lesionados medulares que se registra anualmente, tiene como causa las zambullidas”, asegura José Santos, secretario general del Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid. “Las consecuencias más dramáticas de estas lesiones son la tetraplejia y se dan, sobre todo, entre varones menores de 30 años (hay pacientes con 16 años) y en los meses de julio y agosto.

Daños irreversibles

Aunque el número de ingresos con lesión medular a consecuencia de zambullidas no es muy alto (aproximadamente 15 en los tres últimos años), sí lo es el coste personal para estos jóvenes, y también, lo es el coste social. En ocasiones, el daño sucede en segmentos cervicales tan altos que muchos de ellos no pueden ni siquiera respirar de forma voluntaria y dependen de un respirador. Desgraciadamente, además, a día de hoy son lesiones irreversibles, y sólo tienen tratamiento paliativo”.

La zambullida imprudente es definida por el Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid como las que se realizan personas sin preparación desde lugares inadecuados y sin las condiciones necesarias de seguridad.

“Hay otra modalidad de riesgo, que se produce cuando una persona corre por la playa para adentrarse en el mar hasta que una ola no le deja continuar y se lanza de cabeza al agua”, afirma José Santos. “Este impacto sobre la cabeza puede provocar una fractura vertebral que puede dañar la médula, que está en su interior. Al dañar la médula se produce una parálisis de la sensibilidad y la incapacidad de producir movimientos voluntarios de las extremidades, ya que se pierde la función de la que esta inervación es responsable”.

La mala influencia de la televisión

El especialista advierte sobre la banalización que se observar en un reality show en que algunas personas “famosas” se lanzaban del trampolín. “Los saltos conllevan mucho más trabajo del que sale en las galas de televisión”, dice Santos. “Es muy peligroso que personas que sin formación específica en saltos intenten imitarlos. Además, es mucho más seguro entrar poco a poco que de golpe en el agua, dado que el cambio brusco de temperatura del cuerpo puede provocarnos cortes de digestión, dolor de cabeza, etc. Asimismo, al tirarnos de cabeza en una piscina podemos sufrir golpes con el agua que nos pueden provocar hematomas, perforaciones en el oído o contracturas musculares”.

Las recomendaciones del especialista para evitar accidentes a la hora de zambullirse son:

-Conocer bien la profundidad.

-No hacer saltos tontos.

-Asegurarse que no hay personas debajo.

-Saber nadar, sobre todo en el caso de los niños.

-No lanzarse al agua en zonas desconocidas, con poca profundidad, desde una altura elevada o donde pueda haber un obstáculo.

-No realizar saltos en piscinas poco profundas, lagos, pantanos o pozas de ríos, así como en acantilados en el mar. Las corrientes y la marea pueden remover el suelo de manera que el suelo y colocar piedras o variar su profundidad.

-Comprobar la profundidad del agua y evitar saltar en aguas turbias. De hacerlo, mejor tirarse de pie antes de hacerlo de cabeza.

-Seguir rigurosamente las normas de seguridad, respetando las zonas de baño y natación. Hay que entrar en el agua por las rampas o escaleras habilitadas para ello.

-Para entrar al mar, colocar bien las manos, para que vayan por delante de la cabeza y así sean las que primero se introduzcan en el agua. Impactar directamente con la cabeza en el agua puede provocar un mal gesto del cuello que puede generar esguince cervical y contracturas.

-Para disfrutar de esta modalidad deportiva con mucha más seguridad y preparación, inscribirse en una escuela de natación que tenga clases de salto de trampolín.

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