La anemia ferropénica –que se detecta con análisis de sangre– es la más común de las anemias y afecta al 20% de las mujeres y a la mitad de las embarazadas.
Se produce por la falta de hierro en sangre, lo que origina una disminución de los glóbulos rojos que causa, en su fase más leve, debilidad, dolores de cabeza, malhumor y problemas a la hora de concentrarse.
En el caso de las mujeres, por ejemplo, es más frecuente debido a un sangrado menstrual abundante o, como en el caso de las embarazadas, por un incremento en la demanda de hierro, si bien hay otros factores como una mala absorción de este mineral.
Una dieta adecuada puede ayudar a suplir esta falta de la que hablamos, por lo que conviene incorporar en nuestras comidas alimentos como la sangre y sus derivados, almejas, berberechos, chirlas, lentejas y frutos secos como las almendras, entre otros.
También la vitamina C ayuda a la absorción del hierro.
Si todo esto no fuera suficiente, existen diferentes suplementos de proteínas férricas y medicamentos que ayudan al paciente a normalizar los parámetros hematológicos alterados y restablecen los depósitos de hierro del organismo.