Hace medio siglo se comenzó a cambiar las válvulas enfermas del corazón por otras artificiales. Se evitaba así la insuficiencia cardiaca permanente o la muerte. Ahora, por primera vez en España, se practica una intervención, sin necesidad de hacerlo a corazón abierto, para sellar fugas en las válvulas perivalvulares cardiacas, algo que llega a sufrir hasta 15 por ciento de los pacientes con válvulas artificiales implantadas.
Sucedió la semana pasada en una sala de cateterismo del Área de Cardiología del Complejo Hospitalario de Navarra. Se intervino a dos pacientes con el nuevo método conocido como “abordaje transapical”, que cierra las fugas a través de la piel mediante el implante de un dispositivo expandible que obstruye el orificio.
Una técnica que evita la reintervención
En el caso de los cierres pequeños, se hace por medio de un catéter que alcanza el corazón desde una de las dos ingles. El dispositivo oclusor se transporta por el interior del catéter y se libera en el orificio. Si la fuga es grande, como le ocurre a 3 por ciento de los pacientes, se debe colocar más de un dispositivo y se hace a través de un catéter que accede desde una altura del quinto espacio intercostal izquierdo, con una incisión de unos 5 centímetros.
Hasta hace poco, cuando una de las válvulas, ya sea mecánica o biológica, presentaba una fuga hacía falta realizar una operación a corazón abierto para remediarlo. En algunos pacientes la intervención debía hacerse hasta tres veces, lo que conllevaba un alto riesgo. Y si estas fugas importantes no se sellaban podría aparecer insuficiencia cardíaca, anemia o ambas juntas.
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