La Sociedad Española de Neurología (SEN) y la Fundación del Cerebro han recordado, durante la I Conferencia Nacional de Neurología, la importancia de practicar deporte como una de las mejores fórmulas para mantener el cerebro activo, no solo porque ayuda a mejorar el estado de ánimo, sino porque puede servir para potenciar la memoria y controlar la hipertensión arterial, uno de los grandes enemigos de nuestro cerebro.
«Aunque los estudios que se han realizado en esta materia todavía son preliminares, se podría afirmar que el ejercicio físico parece activar una serie de procesos encargados de mantener y proteger las células nerviosas. Además, la actividad física parece estimular la formación de neuronas en el hipocampo, la región del cerebro que participa, entre otras, en la memoria, emoción y motivación», comenta el doctor David A. Pérez, Director de la Fundación del Cerebro y asistente a este encuentro organizado en Salamanca por la SEN.
Lo que sí está claro es que la vida sedentaria es un factor de riesgo tanto para las enfermedades neurodegenerativas como las enfermedades cerebrovasculares.
Cuando realizamos ejercicio se activan muchísimas partes del cerebro. Nuestro cerebro no sólo se encarga de coordinar el movimiento de los músculos implicados en la actividad propiamente física, sino de que se lleven a cabo todas las funciones corporales que hacen que nuestro cuerpo funcione correctamente ante un aumento de actividad: incrementar el flujo sanguíneo, el ritmo cardiaco, la respiración, el consumo energético…
«Por supuesto, también se activa el sistema propioceptivo y el sensorial, entre otros. Y toda esta actividad es beneficiosa tanto para la vascularización cerebral, como para fomentar la sinapsis neuronal», señala el doctor Carlos Tejero, Vocal de la Sociedad Española de Neurología.
Además, ser seguidor de un deporte o de un equipo también puede conllevar beneficios neurológicos.
La memoria también se estimula recordando jugadas, alineaciones, repasando la jornadas o cuando rememoramos penaltis o goles. Sin olvidar que el deporte ayuda a evitar el aislamiento fomentando la interacción social, básico para conservar la función cognitiva, según los expertos.
Incluso un estudio relativamente reciente ha llegado a apuntar que tanto practicar como ser seguidor de un deporte ayuda a mejorar las habilidades lingüísticas y de compresión, ya que parece ser que el deporte también pone en funcionamiento áreas de nuestro cerebro implicadas en la comprensión.
Gracias al desarrollo de las técnicas de neuroimagen, que permiten analizar las zonas del cerebro que se activan cuando se realiza una actividad, se ha podido demostrar también que el cerebro de los deportistas de élite es diferente.
«Por ejemplo, en los futbolistas profesionales, las áreas del cerebro encargadas de procesar las imágenes espaciales, tridimensionales y valorativas están más desarrolladas. Esto no sólo demuestra la capacidad que tiene nuestro cerebro evolucionar si se ejercita, sino que es una de las razones por lo que ciertos deportistas son tan excepcionales», señala el doctor Tejero.