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RALENTIZAR EL ENVEJECIMIENTO

Siempre jóvenes

Aunque ya existen indicadores de que la longevidad se podrá modular con fármacos, ya hay pautas que podemos poner en práctica para no 'hacernos viejos'

14.05.13 - 09:24 -
Siempre jóvenes
Bernardino Lombao, de 74 años, durante sus entrenamientos para los Campeonatos para Veteranos. FOTO: ELVIRA MEGÍAS.

Basta con mirar cada día a nuestro alrededor para darnos cuenta de que cada vez somos más longevos y llegamos mejor conservados a ciertas edades que hace diez años. Nos hacemos mayores y no viejos.

Una sanidad evolucionada, una mejorada higiene y una educación que nos hace ser más conscientes de la necesidad de cuidar nuestro organismo son algunos de los motivos para que esto sea así más allá de la influencia genética.

¿Por qué envejecemos?

El porqué del envejecimiento, según la hipótesis más generalizada, es la acumulación de daño en nuestro ADN, tal y como señala María Blasco, directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) y una de las expertas más reconocidas a nivel mundial en estos temas, además de en investigaciones sobre el cáncer. Lo que está menos claro es qué tipo de daño es el más importante en este proceso. Es este punto el que provoca intensos debates en la comunidad científica.

Quizás la teoría más extendida hasta ahora era la que incidía en la importancia de los «radicales libres», unos elementos químicos creados por nuestro organismo que deshacen todo lo que tocan, pero últimamente los hallazgos sobre la longitud de los telómeros, unas estructuras que protegen nuestro ADN y que, al acortarse por debajo de un mínimo, provocan que las células interrumpan su ciclo y dejen de regenerar los tejidos, otorgan a estos un mayor protagonismo sobre el proceso.

Una aceleración en la pérdida de telómeros causaría un envejecimiento prematuro por la pérdida anticipada de la capacidad de regede los genes- y han servido para identificar genes de longevidad que mantienen nuestras células jóvenes. Pero aún hay más, porque se han obtenido recientemente los primeros aumentos de longevidad en ratones a base de fármacos: «Esto indica que el envejecimiento y la longevidad también se podrían modular con fármacos que imiten o aumenten la función de determinados genes de juventud», asegura María Blasco.

En resumen, si se conocieran en detalle la identidad y la regulación de los genes que nos mantienen jóvenes se podría modificar su actividad con esos fármacos y así alargar indefinidamente la juventud, lo que no nos haría inmortales ya que hay causas de muerte no relacionadas con el envejecimiento.

Las claves anti-envejecimiento

Siempre se incide en lo mismo, pero es que es importantísimo. Sea cual sea la causa más importante del envejecimiento, es casi imprescindible hacer un ejercicio físico aeróbico moderado, algo que tiene muy claro Bernardino Lombao, quien fuera preparador físico de José María Aznar hasta que «él se convirtió en mi entrenador», asegura.

Deportista profesional, Lombao, que a sus 74 años se prepara para competir y hacerse con el Oro en salto con pértiga en los Campeonatos del Mundo para Veteranos, es un convencido de que el deporte es fundamental para tener una buena vejez «porque sea la edad que sea a la que se empiece siempre reportará algo positivo», asegura.

Así es, ya que el deporte está asociado a tener telómeros más largos a la par que ayuda a mantener a raya a los radicales libres. «El declive natural, fisiológico, que ocurre en las neuronas con la edad, de forma especial en personas sedentarias, se atenúa o se retrasa si se practica ejercicio físico continuado. Y lo que parece más sorprendente, el ejercicio físico actúa realmente como un antioxidante », explica el investigador y catedrático de Fisiología Humana de la Facultad de Medicina de la Complutense y catedrático adscrito del departamento de Fisiología Molecular y Biofísica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Iowa, Francisco Mora.

Además, hacer deporte se asocia inmediatamente a llevar una nutrición saludable, equilibrada, que ya es un gran paso. Si además, al menos en días alternativos, logramos comer menos de lo habitual pero sin bajar de las 1.200 kilocalorías, o tomamos más pescados, frutas y verduras, lograremos una esperanza de vida mayor, amén de protegernos frente a la incidencia de enfermedades que típicamente aparecen durante el envejecimiento (como el Parkinson o el Alzheimer) y de ver una reducción en ciertos procesos degenerativos.

Tanto es así que en estudios hechos con personas se comprobó un aumento significativo de la capacidad en la asociación y expresión de ideas, lo que incluye la memoria, en aquellas que vieron reducida su dieta diaria en un 30%. Pero además de en la dieta, el deporte nos ayuda a combatir el estrés, esa gran lacra social.

Como señala Blasco, «en el caso concreto de los telómeros, un mayor estrés percibido resulta en un acortamiento prematuro de estos». El llamado estrés social crónico, causado por una tensión constante que a veces llega en forma de amenaza psicológica continuada (miedo a perder el trabajo), es fuente de múltiples patologías tanto cardiovasculares como de reducción de la capacidad de defensa inmunológica, así como de daños metabólicos (obesidad o diabetes) y causante, además, de una alteración crónica de los patrones del sueño. Sus efectos son acumulativos y pueden expresarse en enfermedades a medida que envejecemos, explica Mora.

Además de la práctica de deporte, adaptarse a los cambios sociales aminora el estrés (inconsciente) que produce el aislamiento y la incomunicación. Causas estas últimas por las que no conviene vivir solo, además de porque reducen las capacidades mentales, aceleran el proceso de deterioro y conducen a una esperanza de vida acortada.

Adiós a los 'malos humos'

Fumar, entre otros, es un hábito que conviene dejar cuanto antes mejor. Como nos desvela la directora del CNIO, ahora se está testando si al abandonar un mal hábito adquirido hace tiempo se frenaría el mal que sobre los telómeros haya causado: «Yo creo que si nuestros telómeros se acortan por malos hábitos y los abandonamos podremos enlentecer la velocidad de acortamiento de los telómeros. No sabemos si se podrían recuperar o no los telómeros normales. Quizás para ello habría que usar activadores de la telomerasa».

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