La psoriasis es una enfermedad inflamatoria de la piel y, ocasionalmente, de las articulaciones, no contagiosa y que afecta a alrededor del 2% de la población. Suele aparecer entre los 15 y 35 años, aunque también afecta a niños y a personas mayores.
La enfermedad no es hereditaria, pero hay una predisposición genética para padecerla, y un tercio de los afectados tiene familiares directos con psoriasis. Se sabe que, además de esta predisposición, son necesarios otros factores desencadenantes.
Su manifestación clínica más habitual es la aparición de lesiones cutáneas de tamaño variable, enrojecidas y recubiertas de escamas blanquecinas de grosor variable.
Consejos
Además del tratamiento, hay conductas de la vida diaria que pueden ayudar a controlar la psoriasis, como los hábitos higiénicos, alimenticios, el cuidado de la piel...
Es aconsejable usar tejidos naturales, como el algodón, y que no sean ceñidos. Para la higiene, el baño es mejor que la ducha porque hidrata más la piel -a temperatura moderada- y es importante utilizar productos sin detergentes. Además, es imprescindible aplicarse cremas y lociones hidratantes con frecuencia.
En cuanto a la alimentación, aunque no existe ningún hábito alimenticio relacionado directamente con la aparición o empeoramiento, una dieta equilibrada puede ser de ayuda. Por otro lado, se sabe que el alcohol tiene efectos negativos.
Por último, en lo que concierne al estado emocional, la actividad física moderada resulta beneficiosa por el efecto anímico positivo que comporta y la reducción del estrés.
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