Los trastornos de la conducta alimentaria, como la anorexia y la bulimia nerviosas, surgen en personas que desconocen la importancia de reconocer y expresar sus emociones, según un estudio realizado por la doctora Rosa Calvo, psicóloga clínica de la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria del Hospital La Paz.
Reconocer sus emociones puede producir un efecto saludable en el paciente, tanto en lo físico como en lo psíquico, porque las emociones negativas influyen en la distorsión de la imagen corporal que de sí mismas tienen las personas con una sensibilidad excesiva a los estímulos negativos. Lo que se conoce como vulnerabilidad somatosensorial puede ser un biomarcador de los trastornos de la conducta alimentaria (TAC).
A partir de esta conclusión, en los tratamientos para este tipo de trastornos se comienzan a incorporar los factores emocionales para que el paciente sepa cómo regularlos y así, además, combatir el desánimo. La investigación demostró que las dificultades de regulación emocional aumentan en todas las pacientes”. Se recomienda, por tanto, incluir en las terapias, tanto de tratamiento como de prevención de grupos de riesgo, la “enseñanza de las emociones, su reconsideración y afrontamiento”. Esto, dice la doctora Calvo, mejora el resultado e incorpora la relación entre las dificultades de regulación emocional y la imagen corporal.
Hasta la fecha, las emociones no habían sido incluidas en los tratamientos, y, por ello, las mejorías experimentadas por los pacientes suelen ser inestables y terminar en recaídas.