El grupo de investigación Aprendizaje y Cognición de la Universidad de Sevilla ha desarrollado una serie de estudios con animales en los que han demostrado que cuando se administran repetidamente fármacos antipsicóticos, la mera presentación posterior del contexto en presencia del que se ha llevado a cabo el tratamiento produce respuestas similares a las que causa el fármaco.
Esta reacción, que según los autores del estudio está basada en un proceso de aprendizaje asociativo, podría contribuir a la mejora en las condiciones de algunos pacientes esquizofrénicos ya que se podría emplear para reducir la cantidad de fármacos necesarios para que desaparezcan los síntomas y, por tanto, disminuir los efectos secundarios que provocan estos medicamentos.
Luis Gonzalo de la Casa Rivas, catedrático de Psicología y responsable de esta investigación, señala que estos estudios se iniciaron a partir de una pregunta mucho más general: «¿Cómo aprendemos a atender a aquellas cosas que son importantes y a ignorar las que no lo son?»
Este proceso se inicia cuando detectamos un estímulo novedoso y en nuestro cerebro se genera un neurotransmisor llamado dopamina. En algunas patologías como la esquizofrenia, debido a una alteración en este mecanismo fisiológico, se da una producción muy elevada de dopamina que provoca que para el enfermo «hasta las cosas más insignificantes se conviertan en importantes».
El experimento
En este estudio, los investigadores administran a los animales en el laboratorio una dosis de anfetamina que dispara la producción de dopamina, para luego inyectarles el fármaco antipsicótico que normaliza la actividad dopaminérgica.
A continuación, emplean diferentes pruebas de aprendizaje en las que miden las reacciones de los animales para observar si la conducta se produce de forma normal.
Tras varias repeticiones del tratamiento se sustituye la dosis de antipsicótico en presencia del mismo contexto por una solución inocua y se comprueba que la conducta de los animales sigue las mismas pautas que en los ensayos donde sí se había inyectado el fármaco.
«Si logramos demostrar que esto también ocurre en los humanos podríamos dar un paso hacia delante en las terapias con enfermos mentales», afirma este investigador.