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La incontinencia urinaria afecta a unos 6 millones de mujeres en España, pero más de un 80% ni siquiera se lo cuenta a su médico, en muchos casos por vergüenza y en otros por considerarla una consecuencia inevitable del paso de los años.
Aunque es cierto que a medida que avanza la edad la probabilidad de sufrir incontinencia es más elevada –a partir de los 35 años, un 25% de las mujeres la padece, un porcentaje que crece hasta el 50% a partir de los 65 años– no hay motivo para sufrirla.
«Si se padece incontinencia urinaria (IU) es muy importante que el paciente lo cuente, porque en la actualidad se cura», explica el doctor Felipe Villacampa, urólogo del Hospital Universitario Doce de Octubre (Madrid).
¿Qué es la incontinencia urinaria?
Se trata de un grupo de enfermedades que tienen en común que al paciente se le escapa la orina sin quererlo, algo que le genera un importante problema social y personal.
Según afirma Villacampa, estas enfermedades pueden ser de cualquier tipo porque su espectro es muy grande: desde afectaciones del suelo pélvico a debilidad en los músculos de esa zona o problemas en los nervios que controlan la vejiga.
Tipos
La incontinencia urinaria puede ser de varios tipos, siendo las más comunes la de esfuerzo, producida como consecuencia de un movimiento físico fuerte como correr, saltar o toser; la de de urgencia, en la que independientemente de lo que se haga la vejiga se contrae y el paciente no la puede controlar, notando muchas ganas de orinar; y la mixta, que es una combinación de las dos anteriores.
«Todas son más frecuentes en mujeres, aunque los hombres también las padecen generalmente asociadas a patologías prostáticas. En cuanto a la edad, tienen mayor prevalencia conforme pasan los años, excepto en la enuresis o incontinencia que afecta a los niños que mingitan en la cama. De hecho, la de urgencia se da en casi el 16 por ciento de la población, sobre todo en la mayor de 40 años, que es muchísimo», indica el urólogo.
El mayor problema de padecer incontinencia urinaria es el de los efectos que produce en quienes la padecen: «Esta enfermedad afecta mucho a la calidad de vida del paciente. De hecho, hay estudios que demuestran que aquellos que sufren de una IU denominada de urgencia (vejiga hiperactiva) tienen peor calidad de vida que hipertensos, diabéticos y obesos», explica Villacampa.
Estos enfermos sufren de depresión, pierden la autoestima, limitan la actividad tanto sexual como física, les cuesta concentrarse, pierden capacidad para establecer relaciones sociales debido al temor y a la vergüenza y se ausentan frecuentemente de su puesto de trabajo, entre otros. Pero, ¿por qué sufrir cuando todas, hasta las idiopáticas o de causa desconocida, se pueden curar de un modo sencillo?
Soluciones efectivas
Cada una tiene un tratamiento diferente, pero todas se pueden curar. Tal y como explica el doctor Villacampa, para la IU de esfuerzo existen ejercicios, medicamentos y, el método que está más de moda, la cirugía (operaciones en vejiga, uretra o vagina).
En el caso de estas operaciones, se trata de colocar una serie de refuerzos o mallas que dan soporte a los músculos que tenemos para contener la orina. Estos refuerzos se colocan a través de la tripa por laparoscopia o por la vagina y todas son «tremendamente bien toleradas, ya que el paciente en 24 o 48 horas está en casa».
Para la de urgencia, lo más indicado son las terapias de rehabilitación y los fármacos anticolinérgicos que controlan las contracciones indebidas de la vejiga y ayudan a que el paciente pueda orinar cuando quiera.
Estos medicamentos que antes producían más efectos secundarios (como sequedad de ojos, de boca, dolor de estómago o estreñimiento), son ahora más eficaces y depurados y la incidencia de sufrir un efecto secundario es menor.
En cuanto a los ejercicios de rehabilitación decir que se basan en los de Kegel de contracción y relajación de la musculatura afectada: «Los hay para fortalecer y para controlar la vejiga y más de un 50 por ciento de los pacientes responde bien a este tratamiento, siempre y cuando se haga correctamente y se sea constante porque si no deja de ser eficaz», explica el experto.
Por eso es muy importante que, a pesar de que en internet es muy fácil encontrar la famosa tabla de ejercicios, se acuda a un rehabilitador o a alguien con experiencia para que nos enseñe bien qué músculo es el que hay que contraer y cómo hacerlo debidamente, ya que de otro modo puede ser peor el remedio que la enfermedad. Con todo, si cree padecer de incontinencia urinaria no lo dude, acuda al médico, diga adiós a los pañales y mejore su calidad de vida.