Un estudio reciente ha descubierto que cuando la bacteria Legionella pneumophila, que ocasiona la legionelosis, libera una proteína, llamada VipD, que evita que el organismo se proteja destruyéndolas. La legionelosis es una enfermedad que puede provocar neumonía, fiebre muy alta y, en los casos más extremos, la muerte infecta las células humanas, y esta investigación podría servir como diana de futuros fármacos que impidan a la bacteria llevar a cabo la infección.
El estudio, publicado en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences, demostró que se puede bloquear la unión entre ambas moléculas, lo cual impide la activación de la proteína VipD. Con este hallazgo del centro vasco de investigación en biociencias CIC bioGUNE, en colaboración con el Instituto Nacional de Salud (NIH) de EEUU y el Centro Nacional de Supercomputación de Barcelona (BSC), se espera que surjan nuevos medicamentos, que actúen contra esa proteína en concreto, lo cual facilitaría que nuestras células digirieran a la bacteria.
“Estudiar la Legionella resulta muy interesante porque es un modelo excelente para el estudio de las relaciones entre huéspedes y patógenos por su habilidad para evadir las defensas del huésped y multiplicarse sin ser destruida”, asegura Aitor Hierro, investigador de CIC bioGUNE. “La proteína VipD se activa al entrar en contacto con la proteína Rab5 humana, que se encuentra en la membrana del endosoma, y entonces boicotea su desarrollo”.
Sin la proteína VipD, las células se “comerían” y destruirían a la bacteria cuando entra en ellas, pero al ser liberada, se impide el desarrollo del “aparato digestivo” de la célula, lo que permite el desarrollo de la legionella. Concretamente, la proteína inhibe la maduración del endosoma, un orgánulo que, al desarrollarse, funciona como una especie de “estómago” en la célula. Al impedir el crecimiento de este órgano, la bacteria consigue sobrevivir dentro de la célula.