Una investigación internacional, en la que ha participado el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), puede haber descubierto una nueva diana que podría aplicarse en el diseño de nuevos fármacos con menor toxicidad que los empleados actualmente en quimioterapia. Según el estudio, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, cuando estos tres agentes se unen a la tubulina, que es la proteína responsable de la segregación de los cromosomas durante la división celular, se bloquea la división celular de las células tumorales. Y esta zona de unión es diferente al del resto de agentes antitumorales que actúan sobre la tubulina conocidos hasta el momento.
“A pesar de los grandes avances que se han obtenido en los últimos años en la quimioterapia del cáncer, el resultado de esta dista todavía de ser satisfactorio”, explica el investigador del CSIC Fernando Díaz, del Centro de Investigaciones Biológicas. “La mayoría de los tumores responde inicialmente de manera favorable a los tratamientos quimioterapéuticos de los que disponemos en la actualidad, pero después de un tiempo de tratamiento los tumores desarrollan resistencia a los fármacos empleados”.
Los tres nuevos agentes antitumorales son rhizoxin, maitansina y PM060184, y durante el estudio se pudo comprender “con todo detalle la interacción de los fármacos con este punto de unión molecular, lo que puede ser utilizado para la optimización y el diseño de nuevos compuestos”, afirma Díaz. “Además, nos muestra cómo funciona el mecanismo de acción que bloquea el extremo creciente de los microtúbulos formados por la tubulina”.
Resistencia a los medicamentos
De los tres complejos antitumorales estudiados en este trabajo, el compuesto PM060184 se ha mostrado eficaz en líneas tumorales resistentes a quimioterapia. Esta resistencia de los tumores al tratamiento puede ser desarrollada mediante tres formas distintas. Una, la utilización de rutas celulares alternativas a las que son bloqueadas por los fármacos empleados; la segunda, utilizando proteínas detoxificadoras, y, la tercera, al modificar la diana a la que se dirige el fármaco en cuestión.
“Una de las dianas más empleadas en la quimioterapia del cáncer es la tubulina”, sostiene Díaz. “Existen un buen número de agentes clínicos antitumorales dirigidos contra esta diana que, sin embargo, presentan una alta toxicidad sistémica y dificultades de administración. Es por ello de vital importancia el descubrimiento de nuevos agentes dirigidos contra esa diana que carezcan de estos problemas”. Actualmente este estudio se encuentra en fase de pruebas clínicas.