Entre los tipos de cáncer, el de hígado y el de colon son dos de los más mortíferos y, también, los que presentan un complejo proteico mayor, que junta dos proteínas, MAT alfa 2 y MAT beta, que favorece la reproducción de las células tumorales en estos dos cánceres. Un estudio realizado en el centro vasco de investigación en biociencias CIC bioGUNE, la Universidad de Liverpool y la Facultad de Medicina Keck de la Universidad del Sur de California ha logrado descifrar el mecanismo mediante el cual se unen estas dos proteínas. Según los investigadores, este descubrimiento abre la puerta a la investigación sobre fármacos que actúen para inhibir el crecimiento de las células cancerígenas.
Implicación en el desarrollo de tumores
El estudio, dirigido por la investigadora Adriana Rojas, de CIC bioGUNE, permite conocer qué parte de sus respectivas estructuras se puede bloquear para evitar que las proteínas se unan entre sí. “Esto es muy importante porque al juntarse ambas se incrementa considerablemente la producción de una molécula llamada SAMe, que participa en el crecimiento descontrolado de las células de los tumores”, dicen los investigadores. “La relación de SAMe con el desarrollo de los tumores era algo conocido hace tiempo, pero esta molécula tiene otras funciones importantes dentro de la célula que no se pueden alterar, y no se conoce ninguna forma de actuar contra ella sin afectar a esos cometidos. Sin embargo, las proteínas MAT alfa 2 y MAT beta sólo se sobreexpresan en personas adultas cuando padecen un tumor, por lo que constituyen una diana terapéutica excelente”.
A partir de estas conclusiones publicadas en la revista de la Unión Internacional de Cristalografía, los nuevos fármacos podrían explorar la posibilidad de actuar exclusivamente bloqueando las regiones que permiten la unión de ambas. “Han pasado muchos años desde que se entendió qué proteínas producen SAMe y cómo los niveles de esta molécula afectan al crecimiento de las células cancerígenas hasta que hemos visto que el complejo MAT alfa 2 y MAT beta es una posible diana terapéutica”, concluye Rojas.