Científicos de la Universidad de San Francisco han descubierto que una variante genética que consiste en tener los telómeros -los brazos de los cromosomas- más largos, aumenta significativamente el riesgo de desarrollar los tumores cerebrales. El estudio, publicado en la revista científica 'Nature Genetics', revela que esta diferencia genética que hasta ahora se había relacionado con el retraso del envejecimiento tiene más riesgos que ventajas.
Hasta el momento, los médicos pensaban que esta alteración genética tenía como consecuencia una mayor protección de las células del envejecimiento. Sin embargo, este análisis de la longitud de los telómeros demostró que los brazos de los cromosomas más cortos se asociaron con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular.
"A pesar de que tener los telómeros más largos puede ser bueno para retardar el envejecimiento, también puede causar que algunas células vivan más de lo que sería recomendable, lo que puede ocasionar cáncer", señala el neurocirujano Kyle M. Walsh, autor del estudio. Y es que en muchas investigaciones los brazos de los cromosomas más largos se han considerado un signo de salud, e incluso se demostró que pacientes con experiencias estresantes crónicas experimentaban un recorte de sus telómeros.
Los científicos han encontrado cambios de unos a otros que relacionan con diferentes enfermedades según sean de una forma o de otra, TERT o TERC. Así, la importancia de esta nueva investigación se basa ya no solo en los tumores cerebrales sino en las variantes que pueden empezar a analizarse a partir del descubrimiento. Así, la modalidad TERT se relaciona con el cáncer de pulmón, próstata, testículos y mama, y TERC con la leucemia, el cáncer de color y el mielanoma múltiple. Además, se han encontrado variantes tanto de TERT como de TERC que aumentan el riesgo de la fibrosis pulmonar idiopática.
En la primera fase del estudio, los investigadores analizaron los datos del genoma -de todos sus cromosomas- de 1.644 personas con tumor cerebral y de 7.736 pacientes sanos. Así, confirmaron la relación que existe entre el TERT y el tumor cerebral, pero también se identificó por primera vez la misma asociación entre TERC y el mismo tipo de cáncer.