Más atención a los pacientes de riesgo
La detección de la hepatitis C se realiza con un test sanguíneo muy sencillo que está disponible en cualquier centro de salud de España. “Hay algunos test alternativos en saliva, pero de no están aprobados de momento en España, es probable que puedan estar disponibles en un plazo breve de tiempo”, explica el Dr. Calleja, quien insiste en que es importante diagnosticar a tiempo los pacientes que tienen algún factor de riesgo. “Esta enfermedad se produce especialmente en personas que han tenido transfusiones de sangre antes del año 92, que han tenido relaciones sexuales de riesgo, con ‘piercing’ o tatuajes realizados en lugares pocos recomendables, que tengan historia de adicción de drogas por vía parenteral, y con operaciones quirúrgicas importantes en el pasado, así como aquellos pacientes que tengan las transaminasas elevadas (siempre que su causa no se atribuya al sobrepeso)”.Gracias a la aparición de novedosas terapias orales, la hepatitis C podría ser erradicada. En España, la hepatitis C afecta a más de 900.000 personas y cerca del 70% de estas desconoce que la padece. Es una enfermedad infecciosa que causa trasplante hepático, cirrosis y cáncer de hígado.
“Hasta hace diez años, desde 2002 hasta el 2011, el tratamiento de la hepatitis C se hacía mediante la combinación de dos fármacos, una inyección de interferón semanal junto con la toma diaria de Ribavirina”, explica el doctor José Luís Calleja, secretario general del Congreso Anual de la Asociación Española para el Estudio del Hígado (AEEH) y miembro del Servicio de Gastroenterología y Hepatología del Hospital Universitario Puerta del Hierro de Majadahonda. “Este tratamiento curaba entre el 40% y el 45% de los pacientes que estaban contagiados mediante una determinada tipología del virus de la hepatitis C, el genotipo 1, que es el más frecuente en España”.
Pero en 2011 salieron al mercado dos nuevos fármacos, telaprevir y boceprevir, que son inhibidores de la proteasa. Gracias a estos medicamentos la tasa de curación se incrementó del 40% al 70% en los pacientes con genotipo 1. “El problema de este medicamento es que, como se trata de una terapia basada en interferón, hay un porcentaje de pacientes que por distintos motivos, como la mala tolerancia u otras contraindicaciones, no se pueden beneficiar del tratamiento”, dice el doctor Calleja.
Mejores tasas de curación
Un nuevo hito se presenta este año gracias a la aparición de otro fármaco, el sofosbuvir (aprobado por la Agencia Europea del Medicamento), que es un inhibidor de la NS5A. Al combinarse con simeprevir y daclatasvir (en proceso de aprobación en Europa, y ya aprobados en Estados Unidos) por vía oral se podrá curar la hepatitis C sin la administración de la inyección de interferón.
“Mediante este nuevo tratamiento, vamos a conseguir unas tasas de curación de cerca del 90%, cuando antes nos encontrábamos en el 70% y, lo más importante, lo vamos a conseguir en periodos más cortos, sin casi efectos secundarios, y va a poder ser aplicado a un porcentaje mayor de pacientes infectados, con lo que vamos a ganar en aplicabilidad del tratamiento, en comodidad en cuanto a duración y efectos secundarios, así como en eficacia”, sostiene el doctor Calleja.
Sobre el disponibilidad de los medicamentos, el presidente de la AEEH, el Dr. Jaume Bosch, director científico del CIBER de Enfermedades Hepáticas y Digestivas y miembro del Servicio de Hepatología del Hospital Clínic de Barcelona, ha destacado que, “estos nuevos fármacos serán tratamientos que saldrán al mercado con un coste elevado y que, por tanto, seguramente, al inicio se implantarán en los pacientes que estén en fases más avanzadas, es decir, aquellos que podrían morir en los próximos dos años si no se tratan antes”; y añade que, “aunque el impacto económico de tratar a todos los pacientes podría ser muy elevado, ya hay estudios preliminares que muestran que es más coste-efectivo tratar a estos pacientes desde el momento del diagnóstico”.
Ambos expertos han señalado que es importante que haya una estrategia nacional que garantice el acceso de estos fármacos en todas la comunidades autónomas, y que los médicos deben participar en el diseño la estrategia más adecuada para implementarlos.