Existe una proteína en el organismo que está implicada en enfermedades cardiológicas u obesidad. Es la proteína GRK2 y, según un estudio reciente, podría relacionarse también con los procesos que desembocan en hipertensión arterial. La investigación, realizada por los grupos de estudio dirigidos por Mercedes Salaices y Federico Mayor en la Facultad de Medicina la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (centro mixto UAM-CSIC), revela que se produce una resistencia al aumento de la presión sanguínea al reducir los niveles de dicha proteína en ratones.
“Los animales con menores niveles de GRK2 son resistentes al aumento en la presión sanguínea producido por infusión de angiotensina II, un modelo experimental que imita los rasgos de la hipertensión arterial observada en humanos", comunican los autores del estudio, que ha sido publicado en la revista Hypertension.
Más óxido nítrico y mejor vasodilatación
Esto quiere decir que una reducción de los niveles de GRK2 es capaz de producir resistencia al desarrollo de hipertensión. “Los menores niveles de GRK2 incrementan la disponibilidad de óxido nítrico en los vasos, contribuyendo así a una mayor relajación de las arterias y a una vasodilatación generalizada”, explica Ana Briones, coautora de la publicación e investigadora de la Facultad de Medicina de la UAM.
El estudio describe además el mecanismo molecular por el cual se produce esta resistencia. “Después de la infusión de angiotensina II, los animales con menores niveles de GRK2 presentan menor contracción arterial, tienen la pared vascular menos engrosada y menos rígida que los animales controles, lo que indica una mejoría en el daño vascular provocado por angiotensina II”, dice Cristina Murga, coautora del trabajo e investigadora de la Facultad de Ciencias de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM).
A partir de anteriores resultados en que se describían cómo los niveles de GRK2 están incrementados en pacientes con hipertensión arterial. En este estudio se comprueba que el efecto beneficioso se produce gracias a la mejora de las capacidades contráctiles, la estructura y las propiedades mecánicas de las arterias. “Las terapias dirigidas a una reducción de los niveles o actividad de GRK2 pueden ofrecer un tratamiento efectivo contra la hipertensión arterial en humanos”, concluyen los autores.