En breve
Con el paso de los años, la piel sufre cambios producidos por el agotamiento del colágeno, la acumulación de radicales libres, el estrés y la exposición solar, que ocasionan la aparición de las arrugas, sobre todo en el rostro, alrededor de los ojos. Una alternativa para eliminar estas antiestéticas marcas del envejecimiento es el uso de la toxina botulínica, una sustancia que, infiltrada en los tejidos, las hace desaparecer.
Este tratamiento, según explica el doctor Gorka Martínez Grau, oftalmólogo de la Unidad de Oculoplastia del Centro de Oftalmología Barraquer, es muy sencillo. «Para disminuir la pequeña molestia que provocan las inyecciones, media hora antes del tratamiento se aplica una crema anestésica en la zona. Posteriormente se inyecta la toxina en pequeñas dosis en las zonas a tratar, de forma local y ambulatoria. La sesión dura unos diez minutos y al no tratarse de un procedimiento quirúrgico, el paciente se reintegra de forma inmediata a su vida cotidiana». Tanto es así, apunta el especialista de Barraquer, que mucha gente va a la consulta, se pincha y se va directamente a trabajar, sin convalecencia.
De cualquier modo, esta técnica no es la solución absoluta para el rejuvenecimiento del contorno de los ojos o de otras zonas deterioradas del rostro. El doctor Martínez Grau aclara que esta técnica está indicada para las arrugas denominadas ‘dinámicas’, y no para las estáticas.
No apta para surcos
«Las personas que tienen surcos en la piel no deben recurrir a la toxina botulínica. Las arrugas que se pueden eliminar son las de expresión, es decir, las patas de gallo, arrugas de la frente y del entrecejo», aclara el citado oftalmólogo de Barraquer. El porcentaje de éxito ronda el 90% de los casos y el procedimiento cuenta con un protocolo individualizado para cada paciente, por lo que los efectos del mismo se ajustan a las necesidades que presenta cada persona en particular.
El tratamiento con toxina hace que el paciente se olvide de las arrugas por un período que va de tres a seis meses. Pasado este tiempo, el paciente va notando que las arrugas vuelven a aparecer aunque no se produce ningún cambio en la expresión de la cara. Cuando eso sucede, se recomienda volver a aplicar la toxina tras este tiempo.