
Una investigación realizada por el Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn) ha descubierto que existe un complejo mecanismo en el estómago que permite regular la producción de la “hormona del hambre”, la grelina. Y que modulándola farmacológicamente, se puede inhibir el apetito.
El grupo de estudio, dirigido por el doctor Felipe F. Casanueva, desde Santiago de Compostela, ha demostrado que las células gástricas pueden interpretar, por medio de sus sensores, que un tratamiento basado en compuestos derivados del sistema canabinoide es una señal de saciedad enviada por el cerebro. Así el propio estómago actúa de manera que disminuye la ingesta. El fármaco es conocido como Rimonabant, que bloquea los receptores canabinoides CB1 en el estómago.
Un fármaco polémico
En experimentos con ratones de laboratorio, se probó la eficacia de los derivados del sistema canabinoide endógeno, como el Rimonabant, que ya en 2006 se utilizó para frenar la obesidad, precisamente por inhibir el apetito, pero dos años más tarde se retiró del mercado por provocar depresión en algunos pacientes.
“A pesar de la polémica que desató la retirada del fármaco, el trabajo que ahora publicamos reabre la puerta a nuevas terapias con derivados canabinoides en la batalla contra la obesidad”, afirma la doctora Luisa María Seoane, directora del estudio e investigadora del CIBERobn. “El nuevo mecanismo encontrado demuestra un efecto beneficioso de este medicamento sobre el control del peso corporal y propone que el desarrollo de fármacos de características similares, con acción exclusiva sobre el estómago, podría evitar efectos adversos en el sistema nervioso central”.
El estudio, publicado en la revista científica Plos One y galardonada con un premio en el reciente Congreso de la Sociedad Gallega de Endocrinología, Nutrición & Metabolismo, reafirma la línea de investigación que considera que la comunicación gástrica‐cerebral es muy relevante en la búsqueda de un tratamiento para regular el peso corporal.
“El siguiente paso será abordar el estudio de cómo se encuentra afectado este novedoso sistema regulador en casos de obesidad, concretamente tomando muestras humanas de estómagos procedentes de individuos sometidos a cirugía bariátrica”, asegura la doctora Seoane, que espera avanzar en colaboración con la Universidad de Bologna y el Complejo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela.