Los altos niveles de partículas diésel en las ciudades, unido a la mayor concentración de ácaros y humos en las casas al ventilarse menos, provocan una reacción en los bronquios ya inflamados por el asma y pueden originar una crisis que requiera hospitalización. Es lo que advierte la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergia y Asma Pediátrica (SEICAP) sobre las consecuencias de la contaminación en los niños asmáticos en esta época del año. Según sus estimaciones, el 10 % de los infantes presentan asma.
“Los niveles de partículas tóxicas son más altos en los meses finales del otoño, siendo las peores las procedentes de vehículos y la combustión”, explica el doctor Javier Torres, coordinador del Grupo de Trabajo de Alergia Respiratoria de la SEICAP. “Así como las partículas de dióxido de azufre o dióxido de carbono presentes en el aire, agravan la sintomatología de los niños asmáticos o con alergias respiratorias al actuar como irritantes de las vías aéreas”.
Investigaciones recientes
Según un estudio publicado en The European Respiratory Journal “los niños que viven a menos de 75 metros de una vía pública con mucho tráfico tienen un 14% más de probabilidades de desarrollar asma”. Y según otra investigación, realizada en Barcelona, y publicada en la revista Environmental Pollution, “uno de cada siete niños puede llegar a padecerla, cifra que se incrementa a uno de cada cuatro en zonas de alta contaminación”.
Un dato alarmante que se une a las estadísticas de la SEICAP: El 9% de los menores de 5 años y entre el 20 y el 30% de los que tienen de 13 a 15 años padecen rinitis alérgica, que obliga a respirar por la boca, lo que obliga a no filtrar el aire que respiran.
“Los bronquios inflamados y estrechados de los asmáticos dificultan ya de por sí su respiración, pero los agentes externos como la contaminación o el aire frío hacen que reaccionen de manera exagerada, lo que llamamos hiperreactividad o hiperrespuesta en la que los síntomas propios de su enfermedad, como la tos, las sibilancias (pitos) o sensación de ahogo, se agravan y pueden dar lugar a una crisis fuerte”, afirma el doctor Torres.
Cuidado también en el hogar
No solo el tráfico automotor empeora la calidad de vida de los asmáticos durante el invierno. Hay que ser precavido con la contaminación interior de los hogares. “Los síntomas del asma o de alergias respiratorias por la acumulación de ácaros de polvo”, prosigue el doctor Torres. “En épocas de bajas temperaturas están más concentrados en las casas, porque tenemos la calefacción alta y ventilamos menos. La falta de ventilación también propicia la inhalación de vapores procedentes de calderas de gasoil o del humo del tabaco, más concentrado en esta época al mantener las casas más tiempo cerradas son bastante dañinos para los asmáticos”.