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MEDICINA regenerativa

Padre del experimento médico del año a los 26

Acaba de firmar un artículo en ‘Nature’ que puede cambiar el curso de la medicina regenerativa. Así es el médico que ha creado el primer hígado funcional en un laboratorio

29.07.13 - 02:03 -

El trabajo que casi con toda seguridad será nombrado experimento del año en las clasificaciones que las principales revistas científicas elaboran todos los diciembres no se ha hecho en la Universidad de Harvard o en la de Stanford, sino en un laboratorio de la Universidad de Yokohama, en Japón.

Se trata de la creación de un hígado funcional en laboratorio a partir de células de piel humana que ha dado la vuelta al mundo hace unas semanas.

Como todos los artículos de ese tipo, el trabajo estaba firmado por varios autores. Es sabido que el último firmante es el más veterano, mientras que el primero es el que más horas ha dedicado a la investigación. Así, no es extraño que el primer firmante y el último tengan una importante diferencia de edad, como sucede en el trabajo anteriormente mencionado.

Motivación real

Lo que ya no es tan normal es que ese primer nombre que se ve al leer un artículo que sin duda será leído y citado innumerables veces, pertenezca a alguien de tan solo 26 años.

Esa es la edad de Takanori Takebe, un investigador al que no parece impresionarle demasiado haber publicado en ‘Nature’. No es una cuestión de prepotencia. Lo que a este joven, que atendió a las preguntas de SaludRevista. es por teléfono, le preocupa es que ese artículo se convierta pronto en una realidad para sus pacientes y que deje de morir gente mientras espera un órgano para un trasplante.

«Cuando estaba en la Facultad de Medicina aprendía a hacer trasplantes y vi a muchos pacientes, incluso a niños, que no podían obtener órganos y morían esperando. Yo quería estar involucrado en la solución a ese problema. Esa es mi motivación principal», explica desde Yokohama.

Takebe ha vivido casi siempre en Japón, pero pasó un tiempo en la prestigiosa Universidad de Columbia, en Nueva York. Aún así, no cambia su país por otro, aunque tiene claro por qué cruzó el charco hace unos años.

Formación en Columbia

«Ir a estudiar fuera era parte necesaria de mi formación; solo estuve cuatro meses, pero tuve la oportunidad de ver la gran diferencia en mi campo entre Japón y EE UU: el número de casos. Mientras que en mi hospital puede pasar un año en el que se haga una sola operación de trasplante de órganos, en el centro estadounidense se hacían entre 10 y 15 al mes», señala.

El joven investigador se resiste a la etiqueta de científico. «Solo soy un médico», afirma e insiste en que su motivación no es el conocimiento científico ni publicar más y más estudios en las mejores revistas. Por el contrario, su único motor es transferir a los pacientes lo que ha descubierto en placas de Petri y utilizando ratones experimentales.

La experiencia personal tiene mucho impacto en el trabajo de Takebe. De hecho, reconoce que una de las dos razones que le llevaron a elegir para esta primera regeneración un hígado, un órgano a priori complicado de reproducir, es absolutamente personal.

En concreto, la muerte del padre de unos de sus mejores amigos, a causa de un cáncer de hígado que requirió de un trasplante. «A él sí le llegó a tiempo, pero no se pudo salvar», explica el médico, mientras añade que su especialidad fueron los trasplantes de ese órgano durante los meses que pasó en Columbia.

La segunda razón es práctica: es mejor hacer el trabajo duro antes y aplicarlo a los órganos más fáciles después. Esa es la gran pregunta que se ha hecho la Ciencia tras la presentación de los primeros resultados del citado experimento.

Mientras estos se confirman, urge saber qué otros órganos se van a intentar regenerar a través de las células iPS.

«Aunque creo que el páncreas es el mejor candidato, creo que órganos como el riñón o el pulmón tienen más demanda. Me gustaría que primero llegara a los pacientes el riñón y, después, el pulmón».

Optimismo y resultados

En animales, ya se está experimentando con el modelo de páncreas «con buenos resultados» y hace tan solo dos meses se inició el trabajo para intentar replicar el riñón, sin duda el órgano que más se trasplanta en la actualidad.

Sin embargo, y a pesar de los fantásticos resultados, Takebe es tajante al afirmar que no se podrá acelerar la aplicación al paciente a antes de los «siete o diez años». En primer lugar, porque el proceso de producción de células iPS, que se reprograman utilizando genes, es muy complicado. «Tardamos al menos tres meses». Pero, además, hace falta la colaboración con otras instituciones. La primera, de referencia, es el laboratorio de su compatriota Shinya Yamanaka, el padre de las iPS, que recibió el Nobel de Medicina por este motivo.

Ha sido precisamente en dicho laboratorio donde más se ha apuntado a un posible peligro de seguridad de estas células madre reprogramadas, la aparición de tumores. Aunque Takebe reconoce que están «muy preocupados» por el asunto, apunta también a que son «muy optimistas». En el hígado creado en el ratón no ha se ha visto aún ni sombra de un tumor.

El joven médico reconoce que ha recibido cientos de llamadas desde que se publicó el artículo. Muchas de colegas médicos e investigadores, pero también de pacientes en espera de un hígado. Mientras consigue que su hallazgo llegue a estos últimos, hace poco más que trabajar, aunque reconoce que «antes, cuando tenía tiempo», le gustaba tocar el saxofón. Consciente de su juventud, tiene otro campo de interés además de la medicina regenerativa, resolver todas aquellas enfermedades relacionadas con los hábitos poco saludables. «Tengo un gran proyecto en mente», concluye misterioso.

Padre del experimento médico del año a los 26
Takanori Takebe, investigador del Seirei Sakura de Japón. :: R. C.
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