«Cauteloso, pero optimista» en relación a las investigaciones para la curación de lesiones de médula. Así se mostró durante el curso Brain Damage and Repair celebrado en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) el doctor Antonio G. García, catedrático de Farmacología de la Universidad Autónoma de Madrid y director de la Escuela de Farmacología ‘Teófilo Hernando’.
En España, las tres cuartas partes de las lesiones medulares por causa traumática se producen por accidente de moto, y afectan especialmente a los jóvenes, que terminan en el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo.
Estos datos sirvieron para que el doctor James Fawcet de la Universidad de Cambridge explicara que este tipo de lesiones «son de las más difíciles de tratar, ya sea con cirugía o con fármacos. Pero si se trata de una lesión parcial y queda algún tipo de conexión con el cerebro, es posible reconectar neuronas perdidas», gracias a las nuevas técnicas de plasticidad neuronal.
En esa línea, científicos estadounidenses lograron por primera vez una regeneración sustancial en las conexiones nerviosas que controlan el movimiento voluntario en ratones tras una lesión en la médula espinal. Ahora el gran reto, dijo Fawcet, es «trasladar estos resultados a los tratamientos en humanos».
En el mismo marco, el doctor James Surmeier, de la Universidad Northwestern de Chicago, expuso los avances en farmacología como las llamadas moléculas neuroprotectoras para paliar y retrasar los efectos del Parkinson, que mejoran la movilidad del enfermo y su calidad de vida. Aunque también reconoce que «los nuevos fármacos son eficaces unos años, pero no consiguen detener el avance de la enfermedad».
En cuanto al problema social que supone la enfermedad del Alzheimer (que afecta a 650.000 personas en España) e intentar frenar su avance, Javier de Felipe, neurobiólogo del Instituto Ramón y Cajal (CSIC) y director del proyecto Alzheimer 3 p, desarrolla investigaciones por ordenador con información molecular de los mapas microscópicos del cerebro de personas afectadas, lo que permitirá recrear simulaciones en 3D de la enfermedad, para ver su evolución y probar posibles fármacos.