Consumir cannabis de forma crónica provoca una disfunción en el cerebelo humano, entre otros cambios a nivel cerebral, que ocasiona descoordinación de los movimientos que sirven para diversas actividades diarias y que requieren buena sincronización motora, como conducir vehículos, por ejemplo. Pese a su alto e histórico consumo, las consecuencias de su abuso no han sido debidamente estudiadas.
Ahora un equipo del Laboratorio de Neurofarmacología de la Universidad Pompeu Fabra, en colaboración con la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, comienza a investigar las alteraciones que produce, realizando experimentos con ratones.
Ayer publicaron en la revista The Journal of Clinical Investigation los resultados de sus estudios recientes, en los que exponen haber descubierto el “mecanismo cerebral responsable de la alteración de la coordinación motora asociada a la exposición crónica del principal componente psicoactivo del cannabis, el delta9-tetrahidrocannabinol (THC)”, según anuncia la propia universidad.
En los ratones sometidos a dosis de THC, el área cerebral mostró síntomas de neuroinflamación y mostraba una morfología propia de un daño neuronal, localizado en el cerebelo que, en reacción, liberaba factores inflamatorios y aparecían “células de microglía reactivas”, que son consideradas “el sistema inmune del cerebro”. Son estas células las causantes de los problemas de coordinación motora.
Durante el estudio, realizado por los investigadores de Laura Cutando, Arnau Busquets, Emma Puighermanal, Maria Gomis, Rafael Maldonado,Andrés Ozaita, José María Delgado y Agnès Gruart, se obtuvo una mejora considerable en la coordinación motora cuando se administró un tratamiento para reducir la reactividad de la microglía.
“Este estudio demuestra que la exposición crónica a cannabinoides disminuye el número y la función de los receptores para cannabinoides en el cerebelo, una disminución que resultó directamente implicada en los efectos deletéreos del cannabis”, comunica la Universidad Pompeu Fabra. “En este sentido, la utilización de ratones modificados genéticamente que expresan menos receptores para cannabinoides, también mostraron neuroinflamación en el cerebelo y déficits en la coordinación de movimientos. Estas alteraciones también fueron evitadas por el tratamiento con fármacos que previnieron la neuroinflamación”.