Una vez en nuestro organismo, la microscópica bacteria Legionella pneumophila, que provoca la enfermedad conocida como legionela, pasa desapercibida, gracias a un ‘complejo método’ que ha desarrollado a lo largo de los años. Pero, por fin, se ha descubierto la manera en que logra camuflarse entre nuestras células.
El importante hallazgo pone al descubierto la estructura de la proteína SidD de la Legionella pneumophila, implicada en la interferencia de procesos celulares durante la infección. Esto explica cómo puede hacerse casi invisible, infiltrándose en las células humanas y evitando, así, ser combatida por las propias defensas corporales, según el estudio realizado por del centro de investigación CIC bioGUNE, en colaboración con el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos y el Centro Nacional de Supercomputación de Barcelona.
Una luz para nuevas terapias
Hasta ahora, la presencia de la bacteria solo era detectable cuando los síntomas de la legionela eran evidentes. Pero en su versión más grave, que deviene en neumonía, esta enfermedad puede provocar la muerte, si no se trata a tiempo de manera adecuada con antibióticos. "La Legionella pneumophila es un organismo que, durante millones de años de evolución, ha aprendido a manipular nuestras proteínas en su propio beneficio para favorecer así la infección", explica el doctor Aitor Hierro, investigador de CIC bioGUNE. "Conocer cómo lo hacen puede ayudarnos a manipular nuestras propias proteínas en nuestro beneficio", agrega.
El camino para combatir la legionela se despeja: “Este conocimiento desvela nuevas dianas que pueden ser utilizadas para el diseño de inhibidores y nos enseña mecanismos moleculares que podrían ser readaptados y utilizados, por ejemplo, en el transporte selectivo de moléculas con utilidad terapéutica”, afirma el doctor Hierro. La investigación ha sido publicada en la revista PLOS Pathogens.
La bacteria viven en aguas estancadas y entra al cuerpo humano cuando la persona inhala las diminutas gotas infestadas. Fue descrita y bautizada por primera vez en 1976, después de un brote epidémico de neumonía en Estados Unidos.