Perfil de un niño 'malcomedor'
Son quisquillosos con la comida, no disfrutan probando nuevos alimentos y es probable que los rechacen y que decidan que no les gustan sin haberlos probado siquiera. Lo cierto es que no les gusta comer, prefieren beber y se sienten llenos rápidamente.«Una por papá, otra por mamá. Y ahora viene un avioncito…» La de veces que habremos escuchado esas frases de pequeños y las habremos pronunciado de mayores. Pero nada, el niño no abre la boca porque, como suelen decir: «Estoy lleno» o «Se me hace bola». Y es que en la población general se estima que existen entre un 20 y un 60% de niños malcomedores, lo que lleva a que este problema sea una de las quejas más habituales de los padres españoles, según los pediatras. No es para menos, ya que el 95% de los padres afirma estar preocupado porque su hijo no come bien.
Por eso hoy se ha presentado un estudio que analiza por primera vez la relación existente entre la conducta malcomedora, los niveles de atención, el nivel de irritabilidad de la familia y la ingesta nutricional en niños españoles.
El estudio, realizado con la colaboración de Abbott, se ha llevado a cabo en siete colegios de Madrid con 1.101 niños en edades comprendidas entre los 3 y los 6 años divididos en dos grupos: los que comen de manera saludable y los 'malcomedores', que son los que toman menos de un 65% de las cantidades diarias recomendadas de entre 4 y 6 grupos de alimentos como las carnes, las legumbres o las frutas y verduras.
Mala alimentación, bajo rendimiento escolar
Los resultados han confirmado que los niños de entre 4 y 6 años considerados 'malcomedores' tenían un nivel de atención significativamente bajo respecto a aquellos que comían de manera saludable. De hecho, más de la mitad de los niños mayores pertenecientes al grupo de los malcomedores (5-6 años) alcanzaron los niveles de atención más bajos, es en este caso cuando los expertos recomiendan la intervención de un psicólogo.
Según el doctor Luis Ros, coordinador del estudio y jefe de la unidad de Gastroenterología y Nutrición Infantil del Hospital Miguel Servet de Zaragoza, «la evidencia científica vincula la malnutrición a un déficit del desarrollo cognitivo. Incluso en niños de países desarrollados existe una relación entre los malos hábitos alimentarios y un rendimiento escolar pobre».
Qué sucede cuando se mal alimentan'
Los malos hábitos alimentarios inciden, por supuesto, en la salud. De hecho, los efectos que a corto plazo puden darse por una mala alimentación son: deficiencias nutricionales –como niveles bajos de energía y proteínas o micronutrientes–, ingesta de frutas, verduras y carnes inferiores a las recomendadas o menos vitaminas y minerales de los necesarios.
Además puede producirse un menor crecimiento, ya que algunas investigaciones demuestran que los niños 'malcomedores' tienen una estatura más baja y un menor peso corporal.
A largo plazo, el problema se podría agravar y derivar en un menor rendimiento cognitivo, como tener dificultades para realizar pruebas que requieran atención, dificultades de memoria, percepción visual, comprensión verbal, etc.
Un consejo para los padres: la irritabilidad ante la negación del niño a comer puede tener consecuencias negativas y empeorar aún más el problema.