Los españoles
Con un set a cero para Daniel Brands y 3-0 suyo en la muerte súbita del segundo parcial, la grada estalla a favor del alemán. Rafa Nadal está contra las cuerdas. Ante un público francés volcado con su rival, como es habitual, lucha por sobrevivir en su debut, no por arrollar a su adversario, como se esperaba. Se mide a un tenista que todo lo que toca lo transforma en oro, un jugador intratable. Hasta ese instante, en el que al germano le tiembla la mano. Normal si se tiene en cuenta el jugador que está enfrente. El alemán se desconecta del partido poco tiempo, pero lo suficiente como para que Nadal despierte y se esfume el sueño de su rival.
Después de que ese 'tie-break' transformase el encuentro, el balear se fue metiendo poco a poco en la pista. A raíz de ese momento crítico, Brands se fue diluyendo paulatinamente al mismo tiempo que Nadal subió ligeramente su nivel. No mucho, pero sí lo suficiente. Y al final, con más sufrimiento del esperado, cerró el triunfo por 4-6, 7-6 (4), 6-4 y 6-3 y el pase a segunda ronda de Roland Garros. Desenlace esperado.
Nadal nunca había perdido el primer set en su estreno en un torneo de 'Grand Slam'. Hasta este lunes. Los porqués son varios. Para empezar, se encontró con un Soderling o Rosol en potencia, es decir, un tenista que tenía su día. Al número 59 le salía todo lo que intentaba. Brands avanzaba el primer set jugando el partido de su vida con la derecha y el servicio como principales armas. Pronto se vio que iba en serio. Y esa fortaleza que mostró animó el partido.
Cada intercambio que se alargaba era finiquitado con un mazazo del germano. Ese excelso nivel, inaguantable durante mucho tiempo, sorprendió y afectó al balear. Con un set a su favor, el alemán seguía atizando desde el fondo de la pista sin descanso. La grada vibraba como no lo hacía desde que Soderling derrotó al manacorense en 2009. La bola del español era un caramelo para su rival. Aun así Nadal llegó vivo al momento clave, al 'tie-break', cuando apareció el verdadero Rafa. El de siempre, el que eclipsa a sus rivales en el momento en el que se deciden los duelos. Y con más corazón que tenis completó un parcial de 7-1 en una muerte súbita donde no cometió ningún error no forzado.
El «¡Vamos!» con el que celebró el último punto de la segunda manga dio paso a un nuevo set más tranquilo para Nadal. Obviamente, la llama del germano se fue apagando. Es imposible aguantar ese ritmo. Aun así no regaló la victoria. Siguió buscando los tiros ganadores con su derecha. El problema es que empezó a encontrar más errores que 'winners'. Normal también. Así cedió el tercer acto. Y así empezó el último. El partido ya estaba decidido. Rafa Nadal había entrado en calor. Y ganar en cinco sets al siete veces campeón en París se antojaba demasiado para Brands. Pese a completar el partido de su vida, cedió ante un jugador que completó un encuentro muy por debajo de su nivel pero que ganó. El poder de Nadal.