En el primer día de competición en París, un choque sobresalía por encima del resto: El maestro y mejor jugador de la historia debutaba ante uno de sus alumnos. Roger Federer se enfrentaba a Pablo Carreño, un tenista llamado a liderar la generación del futuro del tenis español. Por la expectación generada en la pista, prácticamente llena, había ganas de ver al helvético y de comprobar la resistencia que ponía Carreño. Pero no fue el día del gijonés. O más bien, la imponente Philippe Chatrier y el mito que tenía enfrente de él fueron demasiado para él. Todo ello acompañado de los nervios propios de una cita tan especial para el asturiano. A duras penas el de Gijón consiguió maquillar el resultado final, un triunfo incontestable de Roger Federer por 6-2, 6-2 y 6-3 en una hora y 20 minutos. En segunda ronda el exnúmero uno del mundo se verá las caras con el ganador del duelo entre Devvarman y Muñoz-De La Nava.
Los dos primeros sets fueron un visto y no visto. Apenas 50 minutos de exhibición de Federer. Los tiros ganadores del suizo caían uno tras otro al tiempo que el de Gijón se mostraba bloqueado. Normal. Debutar en el cuadro final de un ‘Grand Slam’ ante el mejor tenista de todos los tiempos no debe ser fácil. Más cuando el helvético juega cómodo y gustándose como hizo este domingo.
Así se llegó a la tercera manga, donde Carreño se soltó algo más. Fue en ese tramo final del encuentro cuando consiguió jugarle de tú a tú a Federer. Carreño consiguió encadenar varios juegos en los que se demostró el verdadero potencial del español. Pero enfrente se encontraba una leyenda, un Federer que se metió en segunda ronda de París sin desgaste y tras ofrecer una ‘Master class’. Pablo Carreño no la olvidará.