David Ferrer era la viva imagen de la resignación. Impotencia y complejo de inferioridad frente a Nadal. «Sin duda que Rafa es el número uno y se lo merece todo. Lo que ha hecho desde su recuperación es increíble, un ejemplo para todos», explicó el alicantino de Jávea tras ser derrotado en tres mangas. Dicho lo cual, tocaba hacer autocrítica. «No hice mi mejor partido. Me faltó consistencia y, si te encoges, ante Rafa lo pagas caro. Pero hay que extraer conclusiones positivas, pensar ya en volver el año próximo, y asumir que era mi primera final en un ‘Grand Slam’».
Reconoció que le «pesó un poco» el hecho de estrenarse en un duelo de tanta enjundia. No buscó excusas, pero concluyó que no le benefició «una pista lenta por la lluvia». «Necesitaba más ‘winners’, lograr más puntos en la red», precisó. Tampoco criticó que la final no se detuviera pese al agua caída. «Hubo algunos momentos en los que llovía bastante y miré hacía el árbitro porque tenía miedo de que nos pudiéramos lesionar. Pero mi dijo que esperara porque solo era una nube».
Calificó de «anecdótico» el hecho de superar a Nadal en el ‘ranking’ y situarse cuarto de la ATP pese a esta derrota sin paliativos. «Hubiera preferido ganarle y quedarme quinto», bromeó. Agradeció el apoyo de la gente, que le trata «muy bien en general» y le permite sentirse «muy querido», y pasó página recordando que el «tenis es solo un deporte y hay cosas más importantes»