![Nadal suma y sigue](/RC/201206/02/Media/M1-1809194293--647x231.JPG)
Nadal devuelve una bola ante Schwank. / Efe
Es París, pero se oye un grito universal en la grada: «¡Vamos Rafa!». Es París, donde Rafa Nadal avanza partido a partido sin apenas sufrir. Es París, donde el español ha cedido 17 juegos en tres choques y donde no le hace falta ofrecer su mejor versión para ganar muy fácilmente. Y es también en París donde el número dos del mundo ya está en la cuarta ronda del torneo, ‘su’ torneo, gracias a su arrolladora victoria ante el argentino Eduardo Schwank por 6-1, 6-3 y 6-4 en dos horas y 16 minutos.
En un partido como el de este sábado la duda no está en el vencedor del encuentro, ya que el triunfo lo tiene asegurado el español por su infinita superioridad, sino en los juegos que le puede hacer el rival. Si en los dos primeros encuentros apenas había cedido nueve, en esta ocasión se dejó siete, fruto especialmente de su buen hacer con su temida derecha y del agujero de Schwank en el revés.
El argentino, un jugador con mucha mano, con talento, tiene una gran debilidad, además de su revés: su escasa capacidad para aguantar el ritmo desde la línea de fondo, que le llevó en el acto inicial a tener dos oportunidades de rotura de servicio y a hacer muy poquito más. Y si encima tiene enfrente al número uno en regularidad dentro de una pista, se entiende el resultado del primer parcial (6-1) y, sobre todo, la superioridad con la que lo logró el manacorense.
Metido en la pista, Nadal iba repartiendo de un lado a otro sin dejar respirar al argentino, que tenía un problema. Una gravísima dificultad. No es que luchase por ganar, ni tan siquiera por cerrar un set. Su batalla era en busca de obtener algún juego de vez en cuando. Algo que era una odisea para él. Enfrente tenía a un titán de las pistas, a un infierno para cualquier rival; un tenista que no conoce la palabra relajación. Así se completó el segundo set. Y de una forma muy parecida transcurrió el tercero.
Con algún juego más de lo esperado en su haber visto lo visto en la pista, Schwank hincó las rodillas ante el emperador de París, que ya está en la segunda semana del torneo sin sufrir lo más mínimo. Sin embargo, en su próximo duelo tendrá su primera prueba de nivel: jugará contra el ganador del Mónaco-Raonic.
Ferrer y Almagro, contundentes
A primera hora de la mañana, El Youzhny escribía «Sorry!» -«Lo siento»- en la tierra batida parisina después de conseguir su primer juego en el choque. Ese perdón tenía su porqué: David Ferrer le estaba pasando por encima. Después de endosarle un parcial de 8-0, el ruso trataba de disculparse con la grada y de animarse. Tuvo poco efecto. Ferrer continuó a lo suyo y no bajó en ningún momento su nivel.
De ese modo, el alicantino arrolló al ruso por 6-0, 6-2 y 6-2 y se clasificó para los octavos de final. De una forma muy parecida, barriendo de la pista a su rival, el murciano Nicolás Almagro accedió a cuarta ronda en París tras eliminar al argentino Leonardo Mayer por 6-4, 6-1 y 6-2. Peor suerte corrió Carla Suárez, que cayó ante la kazaja Shvedova por 6-4 y 7-5 y que dejó el cuadro femenino de Roland Garros sin representación española.